Burundanga y Benzodiacepinas, las drogas controladas con las que duermen a las jóvenes en bares

*Por sus efectos sobre el sistema nervioso central, estos medicamentos utilizados para manejar la ansiedad y otros trastornos, en manos de delincuentes se han convertido en una peligrosa herramienta

EL HERALDO | El restaurante bar Hookah, ubicado en zona de Santa Fe, fue suspendido al hallar diversas irregularidades en la visita de verificación que se realizó hace unos días, además la Fiscalía General de Justicia (FGJ-CDMX) de la Ciudad de México aseguró el inmueble por el inicio de la investigación del delito de privación ilegal de la libertad, luego de que se conoció la denuncia de la madre de una joven que fue hallada inconsciente en el área de los sanitarios utilizada como bodega, informó la alcaldía Cuajimalpa.

En un comunicado, la alcaldía Cuajimalpa anunció que impondrá sanciones por irregularidades al establecimiento, tras el operativo de verificación que encabezó en el alcalde Adrián Rubalcava. Entre las irregularidades se detectó que el bar no cuenta con el programa interno de protección civil, carece de buen funcionamiento de cámaras de seguridad y algunos señalamientos están colocados incorrectamente, por lo que se aplicarán diversas sanciones económicas.

El alcalde anunció que pondrá en marcha el programa Red Fiesta Segura para la protección de los usuarios de los establecimientos. En el operativo conjunto que se realizó en la madrugada participaron 40 elementos del Grupo Especial de la Policía Auxiliar, y personal del Instituto de Verificación Administrativa.

Los peligros de la Burundanga y Benzodiacepinas

Aunque cada vez que se utiliza una sustancia para doblegar la voluntad de una persona con fines delictivos se hace referencia a escopolamina o a burundanga, lo cierto es que en la mayoría de los casos recientes las sustancias involucradas pertenecen a la familia de las benzodiacepinas. Por sus efectos sobre el sistema nervioso central, estos medicamentos utilizados para manejar la ansiedad y otros trastornos, en manos de supuestos delincuentes se han convertido en una peligrosa herramienta.

En esencia, esta familia de fármacos a los que pertenecen, entre otros, el diazepam, el lorazepam y clonazepam, son agentes depresores del sistema nervioso más selectivos que otros barbitúricos. Se sabe que actúan en poco tiempo y a los treinta minutos pueden producir somnolencia, mareos, disminución de la concentración, falta de coordinación, y a nivel cognitivo, confusión e incapacidad para discernir. Llama la atención que producen un déficit de la memoria, por lo que algunas personas no recuerdan lo que realizaron cuando estuvieron bajo sus efectos.

En casos de sobredosis o cuando se mezcla con alcohol puede producir vértigo, dolores en el pecho, trastornos del ritmo cardiaco y hasta pérdida de la capacidad para respirar. En algunas personas las benzodiacepinas pueden producir excitación, irritabilidad y tendencia a la hostilidad.

La vía de administración más común es la oral y se conoce que con fines delictivos la mayoría de las veces se proporciona a las víctimas mezclada en bebidas, incluidas las alcohólicas. Los delincuentes tienen que tomarse su tiempo para que la droga actúa y por eso deben seleccionar a sus víctimas y hacerles seguimiento hasta que los efectos se produzcan, lo que puede tomar una media hora.

Los mecanismos de prevención frente a esta modalidad incluye no recibir bebidas de extraños, no perder de vista las bebidas propias, exigir que los envases sean destapados en su presencia y ante el cambio de sabor o característica de la bebida, simplemente abstenerse de tomarla.

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