ChatGPT ‘sediento’: Esta cantidad de agua necesita la AI para responder una sesión de preguntas

Los centros de datos de plataformas con ChatGPT son extremadamente ‘sedientos’ y consumen una enorme cantidad de agua dulce limpia.

elfinanciero.com.mx

A pesar de no ser un ser vivo, ChatGPT -un modelo de lenguaje artificial desarrollado por OpenAI– consume una gran cantidad de agua, energía y otros recursos naturales para mantener funcionando sus servidores.

El estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado Riverside y la Universidad de Texas Arlington estiman que ChatGPT utiliza alrededor de 2.6 millones de litros de agua al año para enfriar sus servidores y mantener la temperatura adecuada.

Este consumo de agua es comparable al que podría tener una pequeña ciudad de aproximadamente mil habitantes, lo que pone en perspectiva la cantidad de recursos que se necesitan para mantener el funcionamiento de modelos de inteligencia artificial de gran tamaño.

La investigación -publicada como una preimpresión en arXiv- también sugiere que una conversación con un chatbot de IA -de 20 a 50 preguntas- puede “consumir” una “botella de agua de 500 mililitros.

¿Por qué consume agua ChatGPT?

El consumo de agua del ChatGPT se debe principalmente al uso intensivo de los centros de datos que albergan los servidores necesarios para entrenar el modelo. Estos centros de datos requieren grandes cantidades de agua para enfriar los equipos y mantener una temperatura adecuada.

El sobrecalentamiento es un problema común en los servidores debido al gran número de componentes electrónicos que generan calor cuando están en funcionamiento.

Para evitar que se dañen, los servidores deben mantenerse a una temperatura óptima. Una forma de lograrlo es mediante sistemas de enfriamiento que utilizan agua para disipar el calor generado por los componentes electrónicos.

El estudio también señala que la huella de carbono del ChatGPT es significativa, con aproximadamente 344 toneladas métricas de CO2 emitidas durante su entrenamiento. Esto es comparable a las emisiones de un automóvil promedio que recorre más de 850 mil kilómetros.

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