La primera señal se registró en noviembre pasado, cuando las autoridades de Guanajuato protagonizaron un violento enfrentamiento con una célula de narcos en Celaya
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El pasado 20 de noviembre, una base de la policía municipal en San Juan de la Vega, Celaya, fue atacada por un comando equipado con un sofisticado armamento, equipos tácticos y chalecos balísticos que tenían escrita la leyenda “Ejército Mexicano”.
El saldo de la agresión fue de cuatro policías heridos. Los atacantes viajaban en una camioneta Honda blanca y tras cometer perpetrar el ataque huyeron con dirección hacia la carretera Celaya-Guanajuato. Sin embargo, mientras huían, se toparon de frente con una unidad de la Secretaría de Seguridad que había llegado como refuerzo.
Sobrevino un segundo tiroteo en el que dos de los agresores fueron abatidos. El resto de los miembros del comando abandonaron el vehículo y escaparon a pie, internándose en las inmediaciones del municipio de San Elías, para más tarde recalar en San Isidro de la Concepción.
Ahí, los atacantes se atrincheraron con lujo de violencia en una casa, tras amenazar y someter a las personas que ahí vivían. Autoridades y delincuentes protagonizaron un nuevo enfrentamiento al interior del inmueble, el cual culminó en uno de los pasillos.
El saldo final fue de seis criminales abatidos y una mujer herida. Pero lo que más llamó la atención fue la nacionalidad y la ocupación de dos de los cuerpos cuando fueron identificados: se trataban de ex militares colombianos que habían sido adiestrados con tácticas militares en el Medio Oriente.
Fueron identificados como Jarinton Jesús López Sarmiento y Geovanny Ferer Estrada. Uno de ellos era campeón mundial de jiu jitsu y ambos solían exhibir sus músculos, armas y equipos en las redes sociales.
Las autoridades, derivado de las investigaciones posteriores, los vincularon con otro hombre de nacionalidad colombiana que opera en el país: Jorvey David Pacheco, quien fue identificado el líder de la célula que perpetró el ataque en la comandancia.
Para qué fueron reclutados
Posteriormente se supo que los colombianos habían llegado al país a través de la frontera con Guatemala, pero con el objetivo de asentarse en el bajío mexicano, más específicamente en el estado de Guanajuato. El día que fueron abatidos, los ex militares colombianos llevaban más de medio año operando en México. Uno de los criminales abatidos era pariente del capo mexicano José Yépez, alias “El Marro”, quien actualmente se encuentra en prisión.
Se supo que habían sido traídos al país con el objetivo de entrenar militarmente a sus sicarios y fungir como brazo armado del Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), aliado del Cártel de Sinaloa, en plena guerra por el territorio contra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Reportes de inteligencia también relacionaron a la célula criminal con el caso de seis mujeres que fueron desaparecidas y ejecutadas en Celaya, y cuyos cuerpos fueron calcinados en una fosa del municipio de Juventino Rosas.
El pasado viernes 17 de marzo, las autoridades encontraron los cuerpos calcinados de Mariana Gutiérrez (19), Sandra Daniela Paredes (24), Berenice Reséndiz (25), Rosa María Ramírez (42) y Gabriela Barbosa (48).
Las autoridades creen que “algo salió mal” y fueron violentadas por un grupo criminal posiblemente debido a que compartieron información sensible que comprometió al grupo criminal. Las investigaciones aseguraron que una de ellas fue sorprendida mandando un mensaje de texto y el familiar de una de ellas declaró que recibió una llamada en la que se escucharon gritos “como si todo se hubiera salido de control”.
Anteriormente, en 2020, una célula criminal fue desmantelada en el municipio de Cortazar. Fueron detenidas 29 personas, y dos de ellas fueron identifados como los líderes de la organización, de nacionalidad colombiana.
Los reportes vinculan directamente a los colombianos que operan en Guanajuato con decenas de ejecuciones que ahí suceden y con los grupos de cobradores que operan bajo el sistema de extorsión llamado “gota a gota”.