El príncipe Andrés era “una plaga acosadora sexual constante”: Gruenbaum, su masajista

La fisioterapeuta Emma reveló que el hijo consentido de la Reina Isabel II fue su cliente más espeluznante y asqueroso
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CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx). – El príncipe Andrés, duque de York, quien fuera el hijo preferido de la Reina Isabel II, “fue el cliente más espeluznante y asqueroso” de la fisioterapeuta Emma Gruenbaum, cuando trabajó para la realeza británica, así lo reveló ella en entrevista.

Entrevistada por el diario británico The Sun, Gruenbaum, de 50 años, dio detalles sobre el momento en que lo conoció hasta la última noticia que supo de él. Contó, por ejemplo, que la interrogaba sobre su vida sexual, la intentaba abrazar cuando estaba desnudo, después de las sesiones.

“Primero recibí una llamada de la secretaria personal del duque, invitándome al Royal Lodge, en Windsor Great Park. Para mí fue inusual que me pidieran ir un domingo por la tarde. Dije que sí y fui a eso de las 18:00 horas, tal y como estaba previsto”, comenzó su relato.

Voy con la camilla que usa para la fisioterapia, con la altura idónea para hacer un masaje correctamente, pero cuando llegó le dijeron: “No. Él usará su propia camilla”.

Un miembro de su personal la llevó a una habitación que la impresionó: era el dormitorio del príncipe. Ella tenía la orden de “atender al príncipe heredero en su habitación”, aunque dijo no sentirse cómoda haciendo su trabajo ahí.

Sin miramientos, la mujer calificó al príncipe Andrés como “una plaga acosadora sexual constante”.

“Les dije: ‘Es demasiado alta’, porque estaba a la altura de mis caderas, así que estaría allí masajeando al nivel de los senos, que es algo que, obviamente, no quería. Así que les propuse sacarlo del dormitorio ya que no estaba cómoda”, afirmó, pero su idea fue rechazada bajo el argumento de que “esa no era una opción, ya que era como le gustaba al príncipe”.

La justificación fue que le agradaba que lo masajearan cerca de su cama para después meterse a dormir en ella. “Me dijeron que no hiciera un escándalo. No sabía qué más decir y el miembro del personal se fue”, admitió.

Fue entonces que ella se agachó para ajustar la cama a la medida para hacer su trabajo, pero escuchó una fuerte voz detrás de ella que le comenzó a decir palabras soeces y propuestas indecorosas.

“Me puse de pie rápidamente y me di la vuelta. En ese instante él ya estaba contra mí, frente a frente, tocándose muy de cerca”, contó.

Según su declaración, ella le respondió en el mismo tono: “Le dije: ‘No importa’, pero él me miró furioso y me dijo: ‘No me hables así’. Le dije: ‘Bueno, tampoco puede hablarme así’”, señaló.

Después de que retomó su trabajo, dijo que el príncipe Andrés insistió en saber sobre su vida íntima o la última vez que había estado con su pareja. Además, le contó que siempre que visitaba la casa de Windsor, él insistía en quitarse la toalla y estar desnudo frente a ella.

Gruenbaum contó que solo lo vio seis u ocho veces en su vida, durante dos meses y finalmente, su oficina le envió a su casa un cheque y una nota de agradecimiento por sus servicios.

Él intentaba abrazarme desnudo, yo tenía que poner mis manos sobre el pecho para apartarlo. Le decía: ‘Yo no doy abrazos’. Era un asqueroso, parece que le gustaba que lo maltratara y un día dejé de recibir llamadas”, añadió.

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