En Nuevo Laredo denuncian que restos de mujeres “masacradas” por el Ejército van a fosa común

El presidente de la CDHNL resaltó que sus muertes fueron producto de una persecución y enfrenamiento entre miembros del Ejército mexicano y presuntos integrantes de la delincuencia organizada el 31 de octubre pasado, registrándose al menos diez fallecimientos.

proceso.com.mx

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo (CDHNL) Raymundo Ramos Vázquez denunció que los cuerpos de dos mujeres que fueron “masacradas” por elementos del Ejército Mexicano desplegados en esta ciudad fronteriza, están a punto de ser enviados a la fosa común, al no ser identificados aún.

Al describir las características de las mujeres, el defensor resaltó que sus muertes fueron producto de una persecución y enfrenamiento entre miembros del Ejército mexicano y presuntos integrantes de la delincuencia organizada el 31 de octubre pasado, registrándose al menos diez fallecimientos.

En el caso de las dos mujeres, Ramos Vázquez refirió que habría indicios de que habían sido víctimas de secuestro por parte de hombres armados que se desplazaban en camionetas, al ser localizadas en los vehículos con huellas de ataduras en las muñecas.

De acuerdo al defensor, además de las mujeres, tres hombres ajenos a la persecución fueron privados de la vida en el operativo del Ejército del 31 de octubre, entre ellos un hombre de 66 años identificado como José Socorro Cantú Rubio, “quien se presume también habría sido privado de su libertad junto con las mujeres”.

El defensor describió los cuerpos de las mujeres que permanecen resguardados por la delegación de la Fiscalía General de la República en Nuevo Laredo, para que sean reclamados por sus familiares.

Ambas mujeres son morenas y de 1.65 metros de estatura, la primera de aproximadamente 25 a 30 años, de complexión regular, de, cabello rizado negro, con un tatuaje en la pierna derecha y portaba un vestido negro con flores azul celeste.

La segunda víctima, es una mujer de entre 15 y 20 años, de complexión delgada, cabello castaño, con letras tatuadas en la pierna izquierda, vestía una playera color rojo “Aeropostale”, short azul, y entre sus pertenencias llevaba una cadena color plata y un collar color negro.

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