Facebook concentra demasiado poder en sus principales directivos

*Rana Foroohar indica que el presidente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, controla el 60 por ciento de los derechos de voto de la compañía…

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En qué momento se convierte el mal comportamiento corporativo en mala conducta intencional? Ésa es una pregunta que los reguladores y políticos, tanto en EU como en Europa, están considerando cuidadosamente con respecto a Facebook, dadas las nuevas revelaciones de que permitió que una gran cantidad de grandes compañías (Apple, Amazon y Microsoft, entre otras) aprovecharan los datos confidenciales de los usuarios incluso después de haber prometido que protegería la privacidad.

Ver el bombardeo semanal de denuncias sobre la empresa de redes sociales es como ver las noticias que se arremolinan alrededor del presidente estadounidense, Donald Trump. Siento que es sólo una cuestión de tiempo hasta que la “persona de interés”, como dirían los fiscales, sea llevada a juicio. Pero incluso si se determina que la conducta de Facebook es legal, su historia contiene lecciones sobre los riesgos de priorizar el crecimiento sobre la gobernanza.

Facebook aceptó los acuerdos de intercambio de datos entre 2010 y 2017 para desarrollar su red social lo más rápidamente posible. Eso aumentó sus márgenes de ganancia al reducir los costos por usuario en la plataforma. Pero, según The New York Times, el medio que reveló la noticia, ni Facebook ni las otras compañías involucradas tenían idea de todas las implicaciones de los acuerdos para la privacidad de los usuarios.

Apple dice que ni siquiera sabía que tenía un acuerdo semejante con Facebook, una admisión bastante sorprendente dada la forma en que esa compañía se ha estado promocionando como protectora de la privacidad de los usuarios.

El hecho de que Facebook haya priorizado el crecimiento sobre la gobernanza es atroz, pero no es único. Existe una crisis más amplia en la gobernanza corporativa que es mucho más grande y profunda que la que ocurre en esta compañía. Facebook nos da ejemplos reveladores de esto.

Primero, es parte de un grupo de enormes compañías que quieren actuar como si aún fueran pequeñas. Este problema es más pronunciado en el sector tecnológico, ya que los grupos suelen ser jóvenes que crecieron muy rápidamente. Esas compañías a menudo concentran demasiado poder en sus principales directivos. El fundador, presidente ejecutivo y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, todavía controla el 60 por ciento de los derechos de voto de la compañía, y su junta directiva parece ser totalmente ineficaz.

En segundo lugar, la incapacidad de Facebook para invertir en la gestión de riesgos no es singular. Su antiguo lema de “moverse rápidamente y romper cosas” significaba que los ejecutivos estaban dispuestos a aceptar acuerdos de intercambio de datos que no entendían.

El tercer punto es la tendencia de las compañías a priorizar lo que se pueda cuantificar, como las ganancias por acción y la relación entre el precio de las acciones y las ganancias, e ignorar hasta que sea tarde los riesgos comerciales que son más difíciles de medir.

El escándalo de privacidad es otra señal de que la compañía está demasiado enfocada en la rentabilidad para los accionistas

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