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Tal como se esperaba, el expresidente Donald Trump fue absuelto en su segundo juicio de impugnación constitucional, cuando el Senado estadounidense se quedó a 10 votos de condenarlo.
50 demócratas y siete republicanos votaron por la moción de condena, pero fueron insuficientes para alcanzar los 67 votos (dos tercios del Senado) necesarios para sentenciar a Trump, acusado de delitos graves por incitar la asonada contra el Capitolio, el 6 de enero, que dejó cinco muertos.
Influencia Trumpista
La votación puso de relieve la influencia de Trump entre los republicanos y, de hecho, el exmandatario festejó el voto con el anuncio de que su movimiento político “apenas ha comenzado”.
El magnate agradeció a su equipo legal por “defender la justicia y defender la verdad”.
Trump aseguró que “nuestro movimiento histórico, patriótico y hermoso para hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande acaba de comenzar. En los próximos meses tengo mucho que compartir con ustedes y espero continuar nuestro increíble viaje juntos, para lograr la grandeza estadounidense para toda nuestra gente”.
Trump ha amenazado con fundar un nuevo partido “Patriota”, que quitaría seguidores al Republicano donde, a pesar de todo, su futuro no está del todo garantizado. De hecho, algunos de los republicanos que votaron contra la condena lo hicieron por considerar que el juicio era tanto inútil como por razones partisanas.
Voto republicano
Mitch McConnell, líder de la bancada republicana en el Senado, votó contra la impugnación, pero aseguró que “no hay duda, ninguna, de que el presidente Trump es práctica y moralmente responsable de provocar los eventos de ese día. No hay duda al respecto. Las personas que irrumpieron en este edificio creían que actuaban según los deseos e instrucciones de su Presidente”.
Fue la primera vez que se hizo un juicio de ese tipo contra un Presidente fuera del poder, aunque los primeros pasos se dieron el 11 de enero, días antes del cambio de mandatario.
La votación se produjo durante una desusada sesión sabatina, antes de la cual los diputados encargados de presentar los cargos buscaron, y luego abandonaron, planes para llamar a testigos. Tanto demócratas como republicanos querían terminar el proceso.
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