Iba por su suegra; salió sin honores de la Fuerza Aérea

*Se sospecha que el agresor envió mensajes amenazantes a la madre de su esposa, quien solía acudir a la iglesia atacada; fue acusado de maltrato…

excelsior.com.mx

SUTHERLAND SPRINGS.

Los investigadores concluyeron ayer que los motivos que tuvo el hombre que asesinó a 26 personas el domingo en la iglesia de una pequeña comunidad del sur de Texas no fueron religiosos ni raciales, simplemente el objetivo era su suegra.

De acuerdo con el director de Seguridad Pública estatal Freeman Martin,  Devin Patrick Kelley estuvo enviando mensajes amenazantes a su suegra antes del tiroteo, motivado al parecer por una disputa familiar.

El jefe policial dijo que la familia de la esposa del agresor solía acudir a los servicios en la iglesia “de vez en cuando”, pero el domingo no estuvieron allí.

A sus 26 años, este texano estaba casado con la madre de sus dos hijos, Danielle Kelley, quien en su cuenta de Instagram aún hace gala de ser la esposa de su “mejor amigo”.

Al menos, esa parece ser la imagen oficial que ofrecía la pareja a través de las redes sociales, pero que no parece concordar con lo que se va descubriendo tras empezar a escarbar en el suceso ocurriodo en la Primera Iglesia Bautista en Sutherland Springs.

De acuerdo con la prensa local, entre 2009 y 2013,
Danielle impartió clases a niños pequeños en ese templo.

Este dato hace sospechar a las autoridades que la elección de esta iglesia no es en absoluto casual.

Lo que sí se sabe es que no fue la primera vez que este exmilitar y confeso ateo tuvo que enfrentar las consecuencias de sus actos.

Antes de conocer a Danielle, en abril de 2011, Devin se casó con Tessa K. Kelley, con quien tuvo un hijo.

Sin embargo, este primer matrimonio apenas duró unos meses debido a los malos tratos que ella y su hijo sufrieron, según denunció Tessa en

2012 ante las autoridades locales.

Esta actitud no pasó desapercibida para las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, de las que el texano formaba parte desde 2010, que optaron por someterle a una corte marcial.

Fue sentenciado a 12 meses de confinamiento y recibió una baja por “mala conducta”, según dijo a AFP Ann Stefanek, portavoz de la Fuerza Aérea.

Sin embargo, la Fuerza Aérea reconoció que no ingresó la condena por violencia doméstica de Kelley a la base de datos del gobierno de EU que utilizan los vendedores de armas autorizados para revisar los antecedentes de sus compradores.

La vocera precisó que se inició una investigación para comprobar si otras condenas pudieron eludir el sistema de inscripción en el registro.

Kelley distaba mucho de ser un piloto y sus funciones se limitaban a tareas logísticas, en la base aérea de Holloman, en Nuevo México.

Sin embargo, pese a no haber tenido la opción de combatir en primera línea de fuego, o tal vez precisamente por este motivo, la afición de Kelley por las armas era conocida por sus allegados.

Medios locales señalan que el tirador disfrutaba de largas temporadas en casa de sus padres, en una propiedad en las afueras de San Antonio, donde afinaba su puntería.

 

HÉROES SIN CAPA PERSIGUEN AL AGRESOR

Después de que Devin Patrick Kelley abandonó la iglesia  que atacó, dos residentes locales armados que fueron testigos del ataque lo persiguieron en vehículos.

Kevin Jordan, quien vive a un lado de la iglesia, narró a la estación de televisión  KENS-TV de San Antonio, que estaba afuera de su casa cambiando el aceite de su auto cuando Kelley comenzó su asalto.

Jordan dijo que su vecino, quien pidió el anonimato y al que describió como un hombre que haría cualquier cosa por cualquier persona, corrió con un arma y luego disparó al sospechoso.

“Si no fuera por él, el tipo no se habría detenido”, relató Jordan. Explicó que su vecino también disparó a la cabina del vehículo del sospechoso mientras se alejaba.

En tanto, otro residente,
Johnnie Langendorff, conducía su camioneta cerca de la Primera Iglesia Bautista,  cuando vio a los dos hombres disparándose.

“El atacante de la iglesia estaba huyendo en su vehículo, el otro caballero vino y dijo que necesitamos perseguirlo. Y eso es lo que hice, solo actué”, detalló a la cadena local KSAT.

Langerdorff relató que con la adrenalina en su cuerpo, condujo su vehículo a alta velocidad a través del tráfico mientras trataba de alcanzar el auto del  pistolero que huía.

El velocímetro alcanzó los 150 kilómetros por hora; mientras, Langerdorff conducía con una mano y con la otra sostenía el celular con el que hablaba con la policía.

El auto de Kelley, sin embargo, se salió de la carretera y cayó en una zanja. Langerdorff dijo que se estacionó luego a unos metros del otro vehículo.

“El caballero que estaba conmigo salió, apoyó su rifle en el cofre de la camioneta y apuntó hacia el sospechoso, diciéndole que saliera. No hubo movimiento, no hubo nada de eso. Sólo sé que sus luces de freno estaban funcionando de vez en cuando, por lo que podría haber estado inconsciente por el accidente o algo así, no estoy seguro”, detalló.

Las autoridades confirmaron que todo apunta a que Kelley acabó suicidándose y añadieron que diez personas, de la veintena de heridos del tiroteo, siguen en estado grave o muy crítico. Los otros diez o se encuentran estables o ya han recibido el alta.

El sheriff del Condado de Wilson, Joe Tackitt, informó que habló con el vecino que persiguió al pistolero, pero rechaza ser un héroe. Agregó que el hombre no quiere hablar con la prensa.

Notimex y AP

 

TRUMP ABOGA POR LAS ARMAS; OBAMA CRITICA

Estados Unidos estaba de duelo tras la matanza de 26 personas en una iglesia de Texas, un hecho por el que el presidente Donald Trump pidió no responsabilizar a las armas, mientras se intensificaban los llamados a aumentar su control.

Trump, de gira por Asia, calificó lo ocurrido como “espantoso tiroteo” y “acto de maldad”, pero volvió a descartar que el acceso a las armas sea el causante.

“Tenemos un montón de problemas de salud mental en nuestro país, pero no es una situación imputable a las armas”.

En contraste, el expresidente Barack Obama abogó por endurecer la ley de armas en el país, como ya hizo durante su mandato. “Quiera Dios darnos la sabiduría para preguntarnos qué pasos concretos tenemos que dar para reducir la violencia entre nosotros y las armas”,

Las víctimas, con edades entre cinco y 72 años, asistían al servicio de la Primera Iglesia Bautista de Sutherland Springs, una localidad rural de unos 400 habitantes y ubicada a 50 kilómetros al sureste de San Antonio.

Por su parte el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, anunció ayer en su cuenta de Twitter que mañana visitará la localidad en compañía de su esposa Karen.

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