La estrategia militar que el narco rebasó en cuestión de horas

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CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En la presentación de la relatoría sobre el operativo realizado el pasado 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, detalló la manera en que integrantes de la organización que encabeza Ovidio Guzmán López El Ratón o El Chapito rodearon y atacaron a fuerzas federales tras la detención de éste.

El funcionario detalló que prepararon cuatro puntos de concentración –de la A a la D- con unos 120 elementos que formaron un círculo externo de seguridad con tropas de la Novena Jurisdicción militar, el 94 batallón de infantería, el 24 batallón de infantería, la Guardia Nacional y el 110 batallón.

Relató que tres de las cuatro concentraciones no llegaron a los puntos planeados porque fueron agredidos con armas de fuego, con lo que no se pudo materializar la seguridad exterior prevista.

A la hora que comenzaron las agresiones, dijo, había militares en las calles, pero también ciudadanía que realizaba sus actividades sociales, así como automóviles en movimiento. Agregó que los presuntos delincuentes obligaron a bajar a la gente del transporte público y de sus autos particulares para usarlos en bloqueos de avenidas o transportarse hacia otros puntos sin ser identificados.

Los agresores también atacaron la Unidad Habitacional Militar y amedrentaron a las familias de los militares de al menos cuatro domicilios donde había niños y gente mayor que tuvieron que salir huyendo por las ventanas o esconderse dentro de clósets. También dañaron cuatro autos con impactos de bala.

En los alrededores de Culiacán también hubo ataques, por ejemplo, la retención de personal militar en el crucero de Jesús María, donde los delincuentes usaron a civiles para acercarse a soldados sin que estos abrieran fuego. Y les dijeron que se llevarían retenidos a algunos efectivos para un posterior intercambio

En la zona de Costa Rica, dos militares fueron retenidos. Uno de ellos fue fotografiado con los ojos cubiertos. Dicha imagen fue difundida con la falsa información de que se trataba de Guzmán López, dijo Crescencio Sandoval. En la estación Sufragio fueron retenidos otros tres uniformados, mientras que en el destacamento de seguridad de “El Fuerte” el personal también fue agredido.

De los 10 helicópteros de la fuerza aérea mexicana y la Marina que sobrevolaron la zona, uno recibió seis impactos de bala de grueso calibre.

De acuerdo con el secretario de la Defensa, el saldo del operativo fue de ocho personas fallecidas: un civil, un agente de la Guardia Nacional, un soldado y cinco agresores. De los heridos fue un oficial y ocho agentes de la Guardia Nacional, siete soldados (uno perdió una pierna), un policía estatal y tres agentes municipales.

Los delincuentes retuvieron a dos oficiales y nueve soldados de tropa que después fueron liberados. Además, fueron allanados cuatro domicilios y 16 vehículos presentaron impactos de bala.

“Operativo exitoso”

Tras detallar las acciones del operativo, el titular de la Sedena, aseguró que “el éxito de la operación se fundó en una rápida evacuación del presunto delincuente hacia el aeropuerto a través de una ruta terrestre” de 12.4 kilómetros.

Sin embargo, añadió, “la rápida reacción de los delincuentes, las agresiones hacia el personal militar y sus familias, la intención del grupo criminal de causar daños en la población, el riesgo de pérdida de vidas al generalizarse las agresiones, la falta de orden de cateo se tradujo en la decisión de retirar las fuerzas sin el presunto delincuente y sin culminar obviamente el proceso de detención”.

Agregó que los agresores amenazaron con agredir directamente a la ciudadanía y extender las acciones a Sonora, Chihuahua y Durango. Además, convocaron a grupos delincuenciales del estado de Sinaloa, “ofreciendo recursos a quien se uniera a atacar a las fuerzas federales”.

Detalló que las acciones y armamento con que contaban los agresores: empleo de técnicas militares, armamento automático y antiaéreo y antiblindaje, -AK-47, R-15, lanzacohetes, lanzagranadas 40 milímetros, ametralladoras y fúsiles calibre 50-; chalecos y cascos tácticos, placas balísticas, vehículos con blindaje de fábrica y artesanal, camionetas de redilas, volteos, robo de vehículos, delincuentes drogados, así como uso intensivo de radios análogos y digitales que dificultaron las comunicaciones.

Además, intentaron sobornar “al comandante de la fuerza de intervención por tres millones de dólares; al no aceptar, fue amenazado de muerte, tanto él como su familia”. Por todo ello, dijo, “el personal militar, basado en su disciplina y adiestramiento evitó generar daños colaterales y bajas propias a pesar de ser objeto de diversas emboscadas”.

El jefe del ejército insistió en la existencia de coordinación y apoyo de fuerzas estatales y municipales, que en el área del objetivo se actuó “con apego a derecho” puesto que la Guardia Nacional y la Sedena “retuvieron transitoriamente al presupuesto delincuente al salir de su domicilio”.

No obstante, aclaró que Ovidio Guzmán “nunca estuvo a disposición de alguna autoridad judicial o ministerial”.

Por último, comentó que, para deslindar responsabilidades hacia las instancias y personal militar, se designó un equipo multidisciplinario de la fiscalía militar para trasladarse a Culiacán e iniciar las carpetas de investigación para determinar si se infringió o no la disciplina militar.

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