La ‘maldición’ de Poltergeist y la historia de la muerte de 6 de sus protagonistas

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Por Alberto Cano.- Las terroríficas historias de ficción que vemos en el género de terror a veces son fruto de curiosas leyendas que llevan estos espeluznantes relatos fuera de los límites de la pantalla. Ya os hablamos hace tiempo de la aparente maldición que rodeaba al edifico Dakota de Nueva York, lugar donde se rodó La semilla del diablo de Roman Polanski y que tras de sí escondía un historial de muertes bastante pavoroso, pero si hay otra película que puede presumir de tener una horripilante historia tras las cámaras esa es Poltergeist, el film dirigido por Tobe Hooper y producida por Steven Spielberg en 1982 cuyo reparto principal vivió un terrible destino mortal. Y hay quien piensa que se debe a una maldición muy particular.

Póster de Poltergeist (Foto: Metro-Goldwyn-Mayer)
Póster de Poltergeist (Foto: Metro-Goldwyn-Mayer)

Para quienes no lo recuerden, Poltergeist nos narraba cómo una familia de clase media empezaba a experimentar fenómenos sobrenaturales en la casa a la que acababan de mudarse, donde la hija pequeña, el reconocido personaje de Carol Anne Freeling interpretado por la joven Heather O’Rourke, se convierte en su principal víctima. Pero O’Rourke fue también víctima de un cruel destino en la vida real, puesto que tras su participación en la película y sus dos secuelas falleció con tan solo 12 años a causa de una grave enfermedad intestinal.

Fue en 1987, durante las grabaciones de Poltergeist 3. Poco antes de iniciar el rodaje, Heather O’Rourke empezó a mostrar síntomas de lo que parecía una gripe común agravada, sin embargo, el empeoramiento de su salud llevó a los médicos a explorar otras opciones sin un diagnóstico claro. En primer lugar se informó que O’Rourke sufría giardiasis, una inflamación intestinal producida por un parásito, pero la posterior detención de la no presencia del microorganismo y la continua hinchazón en sus intestinos hizo que finalmente se diagnosticara como la enfermedad de Crohn (inflamación crónica del intestino).

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A la pequeña actriz no le quedó más remedio que rodar todo Poltergeist 3 medicada para poder trabajar, aunque como bien reconoció el director Gary Sherman en la serie documental Cursed Film (que puede verse en Prime Video y trata en profundidad la leyenda negra que rodea a esta trilogía de terror) la joven siempre se mostró feliz y disfrutó de las grabaciones, aunque mostrara algún cambio físico como efecto secundario de la medicación. Sin embargo, en enero de 1988 Heather O’Rourke mostró un grave empeoramiento y su salud empezó a deteriorarse a un ritmo alarmante. El 1 de febrero tuvo que ser ingresada e intervenida de urgencia, sin embargo, la pequeña no logró salir con vida.

Su muerte fue debida a un mal diagnóstico, puesto que Heather O’Rourke sufría de una estenosis congénita aguda que le generó una obstrucción intestinal muy agravada y no de la enfermedad del Crohn. Si el problema se hubiera detectado a tiempo la actriz podría haberse sometido a una previa intervención quirúrgica que podría haberla salvado la vida, pero no fue el caso. Esta es la versión oficial de su muerte, sin embargo ha alimentado la lista de fallecimientos que muchos adjudican a una maldición cinematográfica.

Y es que mucho antes de la muerte de la pequeña protagonista de la saga, Dominique Dunne, quien interpretó a la hermana mayor del personaje de O’Rourke, fue asesinada a manos de su exnovio. Ocurrió en 1982, el mismo año del estreno de Poltergeist. Y justo la noche antes de Halloween. John Sweeney, quien era su antigua pareja, se presentó en su casa con la intención de rehacer su relación, sin embargo, su aparición desencadenó una discusión que se saldó con Sweeney estrangulando a Dunne hasta la muerte. Pudo ser trasladada al hospital donde permaneció en coma durante cinco días, pero nunca recuperó el conocimiento y fue finalmente desconectada. Murió a la muy temprana edad de 22 años y fue recordada en la segunda película de Poltergeist con una pequeña mención, señalando que el personaje estaba ausente porque se encontraba en la universidad.

Y hablando de Poltergeist II, fueron dos de sus intérpretes principales los que también sufrieron un destino trágico. En primer lugar Julian Beck, el actor que dio vida al terrorífico villano de la película conocido como el reverendo Henry Kane. Beck pudo terminar de rodar sus escenas para la secuela, sin embargo, murió justo en medio de la postproducción de la película el 14 de septiembre de 1985, ocho meses antes del estreno. Sin embargo, su muerte fue debida a un cáncer de estómago que le fue diagnosticado en 1983, por lo que antes de fichar por la saga ya se encontraba en un estado complicado de salud.

Algo similar ocurrió con Will Sampson, actor conocido por su papel como Bromden en Alguien voló sobre el nido del cuco que se unió a la secuela de Poltergeist para interpretar a un chamán indio. Como muchos de sus compañeros, también fue víctima de sufrir una muerte prematura tras rodar la película, puesto que tuvo que someterse a un trasplante de pulmón y corazón en 1987 que se tradujo en una insuficiencia renal que lo condujo a la muerte a sus 53 años. Y es que el actor sufría de una enfermedad degenerativa denominada esclerodermia que le producía serias complicaciones en los tejidos de sus órganos vitales.

Todas estas muertes ocurrieron en los años 80 en medio del estreno de las películas de Poltergeist, pero si avanzamos hacia adelante en el tiempo podemos observar cómo otros miembros menores del equipo tampoco se han librado de un destino similar. Fue el caso de Lou Perryman, actor que acostumbraba a dejarse ver en papeles muy pequeños en cintas de la época y que en Poltergeist interpretó a un albañil llamado Pugsley. Perryman fue brutalmente asesinado el 1 de abril de 2009, cuando tenía 67 años, por un exconvicto llamado Seth Christopher Tatum. Ambos ni siquiera se conocían, pero el azar llevó a su asesino a querer entrar a su casa a robarle el coche y acabar con su vida con un hacha.

Justo un año después también tuvo lugar la muerte de Zelda Rubinstein, actriz que interpretó la médium Tangina Barrons en la primera entrega. Esta sufrió de un infarto cuando tenía 76 años, pero dada su avanzada edad se podría hablar de muerte natural más que de un fallecimiento prematuro, como bien ocurrió con el resto de sus compañeros. Pero dado todo el historial que hay detrás de esta trilogía de películas, bien da para alimentar la teoría de que una maldición persigue a sus implicados. De hecho, es fácil encontrar teorías que apuntan a que estas películas quedaron malditas por prestarse a rodar una de sus míticas escenas con esqueletos humanos reales.

En concreto, hablo de la escena del final de la primera película donde la actriz JoBeth Williams, quien interpretó a la madre de la familia Diane Freeling, se ve bañándose en el fango con los cuerpos que estaban enterrados bajo su nueva casa. Así lo señala en la serie documental Cursed Film el responsable de maquillaje y efectos especiales de Poltergeist, Craig Reardon, quien incluso lo considera ofensivo hacia su trabajo.

“Aparentemente, hay muchas personas que creen que el hecho de que se usaran esqueletos humanos reales es una especie de pretexto para explicar por qué dos actrices que trabajaron en la película murieron posteriormente, lo cual no solo es conceptualmente ridículo, sino es personalmente ofensivo para mí”, admite. Ninguna película de bajo presupuesto pagará a nadie para esculpir un esqueleto humano cuando todo lo que tenías que hacer era ir a una casa de suministros biológicos y conseguir un esqueleto humano. Ya sabes, reduce el presupuesto”, matizaba.

Y evidentemente la idea de una maldición es ridícula, pero desde luego, es más que curioso que se hayan dado tantas casualidades respecto al elevado número de muertes que se han producido entre los miembros del reparto de Poltergeist. Aunque siempre es interesante pensar en dicha posibilidad, por absurda que sea.

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