La UAM-I arrastra emergencia tras sismos e inseguridad escandalosa

*Aunado a la situación de emergencia dejada por los sismos de septiembre pasado…

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Aunado a la situación de emergencia dejada por los sismos de septiembre pasado y la permanente insuficiencia de recursos presupuestales, la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa (UAM-I) ahora debe enfrentar otro grave problema: la inseguridad pública, señala el nuevo rector del campus, Rodrigo Díaz Cruz.

Desde principio de año, explica, se ha incrementado de manera escandalosa el clima de inseguridad en el transporte público en la zona y las inmediaciones del plantel, donde ocurren asaltos.

Probablemente éste (el tema de la inseguridad) sea uno de los mayores desafíos que tenemos. Somos una comunidad muy vulnerable por diversas razones, pero también muy vulnerada. Hemos sido agredidos, somos una comunidad herida, dice el rector, quien hace apenas dos semanas tomó posesión del cargo para el periodo 2018-2022.

Grito de auxilio conjunto

Agrega que ante esta situación, directivos de planteles de educación media superior y superior de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Colegio de Bachilleres, así como del propio campus –los cuales aglutinan a más de 100 mil alumnos en esa zona– han solicitado de forma conjunta a las autoridades de seguridad pública de Iztapalapa mayor atención al problema.

En entrevista con este medio, el rector habla del enorme daño estructural que dejó el sismo con la inhabilitación del edificio S, inmueble de laboratorios de investigación y docencia, y por lo cual más de 200 académicos han tenido que ser reubicados dentro y fuera de la unidad Iztapalapa, así como debido al equipo especializado que albergaba el sitio.

También comenta el enorme reto que significa trabajar con el escaso presupuesto otorgado por el Estado, que es absolutamente insuficiente; también se refiere a los retos de mejoramiento académico que deben enfrentar de manera urgente, como mejorar 33 por ciento de eficiencia terminal, el abandono escolar y reducir el promedio de trimestres en que se concluyen los estudios de licenciatura, que actualmente son 16, cuando lo óptimo son 12.

Egresado de la licenciatura en antropología social, así como maestro en filosofía de las ciencias por la UAM-I, así como miembro actual del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Díaz Cruz tiene una trayectoria docente de casi 30 años en ese campus, tiempo en que ha ocupado múltiples cargos.

Desde esa experiencia, señala que la UAM-I cuenta con una comunidad académica extraordinariamente sólida, con experiencia ampliamente reconocida en la investigación, y vinculación invaluable con la comunidad de la zona, la cual históricamente ha sido segregada de la cultura.

Sobre este último aspecto, durante la entrevista, realizada en la rectoría general de la UAM, donde asistió a una sesión de consejo académico, Díaz Cruz destacó la labor e influencia que ha tenido La Casa de las Bombas, espacio cultural que tiene la UAM en ese sitio, en el cual se imparten talleres, clases de idiomas y múltiples actividades culturales a la población en general.

Además, habla del proyecto de construir un centro cultural universitario en las instalaciones de la UAM-I, pero que ha sido pospuesto desde 2009 por falta de presupuesto.

En relación con los daños estructurales en el edificio S de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, señala que al menos se necesitarían 200 millones de pesos para reforzarlo, aunque existe la probabilidad de que sea demolido. Esto se definirá en unos días más, y dependerá del costo que represente cada opción, dijo.

Por el momento, apunta, los esfuerzos están encaminados a concluir el edificio de Ciencia y Tecnología, cuya superficie es dos veces más grande que la del S, obra que ha estado suspendida cinco años, debido a cuestiones legales, pero que están próximas a resolverse.

Precisa que la UAM cuenta con 114 millones de pesos para terminar al menos uno de los módulos de este nuevo edificio, en el que podrían reubicarse los laboratorios que están dispersos en el Instituto Nacional de Cardiología, así como en el campus Xochimilco de la Universidad Metropolitana.

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