Lamentan que a un año de su asesinato, no haya justicia para jesuitas

jornada.com.mx

iudad de México. En vísperas de que se cumpla un año del asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier y Joaquín, Luis Gerardo Moro Madrid, prepósito Provincial de la Compañía de Jesús en México, la religiosa Juana Ángeles Zárate Celedón, presidenta de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM) y Ramón Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentaron que aún no haya justicia.

Recordaron en un video que el 20 de junio de 2022 “fue derramada la sangre de nuestros hermanos sacerdotes jesuitas Javier y Joaquín, en la Sierra Tarahumara. Les arrebataron la vida tratando de salvar a Pedro Palma, quien fue asesinado junto a ellos, a los pies del Sagrado Corazón, en el altar de la iglesia de Cerocahui, Chihuahua”.

Añadieron que “estas muertes violentas, este martirio, nos sacude profundamente y convoca a múltiples acciones, más aún porque todavía no hay justicia, para ellos y para tantas personas que han sido y son víctimas de la violencia; ya son años de injusticia e impunidad en México”.

Destacaron que “más allá del dolor, en este primer aniversario, acrecienta nuestro compromiso para construir la paz y memoria” las tres organizaciones religiosas llamaron a emprender dos acciones nacionales.

La primera el 18 de junio, “convocamos a que, en cada parroquia y diócesis de México, se celebre una misa especial, en donde se haga memorial de todas las víctimas de la violencia en el país y se pida por todas las personas desaparecidas. Invitamos a que amigos y familiares de víctimas de la violencia porten las fotografías de sus seres queridos a esta celebración”.

Y la segunda el 20 de junio, “a las tres de la tarde, convocamos a repicar por un minuto las campanas de todos los templos y capillas, en memoria de todas las víctimas de la violencia en México y como clamor por la justicia, como refrendo de nuestro compromiso para construir la paz. Durante ese minuto, invitamos a cada persona a recordar y orar por las víctimas de la violencia y a pedir por la paz”.

Confiaron en que esas dos actividades “aviven la llama del Espíritu en nuestro corazón, para seguir trabajando artesanal e incansablemente por la justicia y la paz, como lo hemos hecho a través de nuestras Jornadas de Oración, que se llevaron a cabo durante un año, cada tercer domingo del mes”.

El pasado 20 de junio “tocó profundamente nuestros corazones, se avivó nuestra sensibilidad, es por ello, que renovamos nuestro compromiso para construir la paz”.

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