Malestar financiero y estrés, los dos problemas que más crecieron en las organizaciones

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Hace muy pocos años, entre las grandes empresas nacionales y filiales de multinacionales, el malestar financiero era un problema para un segmento pequeño de la población interna.

Había ya preocupación por el bienestar y la salud de los empleados, que tienen una traducción directa en la productividad de los mismos, pero el estrés se consideraba muchas veces “consecuencia natural” del ritmo de vida que llevan las personas al trabajar en esas organizaciones.

Los planes de bienestar de las compañías incluían sobre todo opciones para comidas saludables y para realizar ejercicio físico, cuya falta se hacía muy evidente.

Sin embargo, con la pandemia estas cuestiones no solo pasaron a ser prioritarias en la agenda de Recursos Humanos sino que se convirtieron en una complicación cada vez más difícil de obviar, por su impacto en los resultados: el 79% de las grandes compañías y filiales de multinacionales que operan en el país aseguran que el estrés es un problema para su fuerza laboral, el 67% mencionó problemas como ansiedad y depresión y recién en tercer puesto aparece la falta de ejercicio físico, con 62%, seguido de la salud física en general (57%).

Sorprende también, en la medida que el bienestar integral pasó a estar integrado por varias dimensiones que contemplan la salud física y mental pero también el estado financiero y la integración social, entre otras, que el 42% de las empresas ya consideran el “bajo nível de bienestar financiero” como un problema clave, cuando en 2015 solo el 26% de las organizaciones lo denunciaban.

Los principales problemas de bienestar hacia adentro de las grandes compañías
Los principales problemas de bienestar hacia adentro de las grandes compañías

Los principales problemas de bienestar hacia adentro de las grandes compañías

“Consultamos a más de 10.000 empleados en la Argentina. Cuatro de cada 10 nos manifestaron haber tenido problemas de salud o financiero en los últimos dos años. Eso se traduce en comportamientos frente a las organizaciones: tienen 3 veces más probabilidades de tener menos compromiso, siete veces más chances de estar insatisfechos con su situación financiera, y 10 u 11 veces más días de trabajo perdidos por ausentismo o menor productividad”, especificó al compartir estos datos Stella Sanyan, Directora del Área de Salud de Willis Towers Watson (WTW).

“En este momento el bienestar financiero es, de todas las dimensiones, la más relegada por las empresas en sus paquetes de beneficios. Pero es donde hay muchas oportunidades por aprovechar, porque los empleados están realmente muy preocupados por este tema”, afirmó la mencionada directiva al respecto.

“Al analizar la evolución en los últimos años vemos que el estrés hace tiempo que era un problema y que sin duda creció durante la pandemia, pero no tanto como se multiplicó el bajo nivel de bienestar financiero. Tal vez es donde menores cantidades de esfuerzos se volcaron hasta el momento, pero también es cierto que es donde hoy notamos mayor necesidad de parte de la población. Básicamente porque tenemos un contexto inflacionario que no nos acompaña, pero también la incertidumbre que generó la pandemia respecto de la seguridad laboral y la economía hicieron que esto tomara otra relevancia”, añadió Diego Deza, Director Retiro y Comunicación de WTW.

En el ámbito corporativo los cambios se vieron rápido. La mencionada consultora asegura que en 2015 el 55% de las grandes compañías no tenían una estrategia de bienestar desarrollada y hoy un 44% está en esa condición. Se estima que solo el 1% de las firmas de mayor tamaño y multinacionales en el país seguirán sin un plan de aquí a tres años.

Sanyan aclaró que hay, además, varios estadíos en el desarrollo de estas estrategias, que se parte de definir un paquete para todos los empleados y que en su etapa más avanzada se lo customiza para que la oferta de beneficios sea más específicamente útil a las necesidades de ese público interno, además de comunicarlo correctamente, que es un paso que no todas las compañías dan.

Proyección a futuro de qué ocurrirá con los planes de bienestar y paquetes de beneficios en la Argentina
Proyección a futuro de qué ocurrirá con los planes de bienestar y paquetes de beneficios en la Argentina

Proyección a futuro de qué ocurrirá con los planes de bienestar y paquetes de beneficios en la Argentina

Fernando Beccar Varela, Director Asociado Salud y Beneficios de WTW, agregó que “cuando vamos a las compañías nos encontramos con que la mayoría tiene poco conocimiento de su propia población, y si lo tienen, no lo consideran parte de lo que hace al diseño de este tipo de programas. Es un punto crítico en esta evolución.”

Más aún, si bien hoy solo un 16% de estas empresas lo hace, en tres años se estima que el 75% de esas organizaciones diferenciarán la estrategia de bienestar integral personalizándola para satisfacer las necesidades de los empleados en un amplio espectro de momentos importantes de sus vidas y carreras profesionales.

“Lo que se estima es que en los próximos años los empleadores dejarán de ser diseñadores de paquetes de beneficios para pasar a diseñar planes de bienestar”, resumió Beccar Varela.

Vale la pena agregar también que en el análisis desarrollado por Willis Towers Watson en Argentina hubo algunas deficiencias asociadas al bienestar que lograron disminuirse, como la falta de ejercicio físico (que cayó 13% desde 2015) y el consumo de tabaco, que se redujo 4% en gran parte por la prohibición de fumar en edificios.

Asistencia psicológica extra

El 38% de las grandes empresas fortalecerán sus planes de bienestar, en especial el cuidado de la salud mental
El 38% de las grandes empresas fortalecerán sus planes de bienestar, en especial el cuidado de la salud mental

El 38% de las grandes empresas fortalecerán sus planes de bienestar, en especial el cuidado de la salud mental

Otro estudio que confirma el mayor interés de parte de las empresas en lo referente a esta área proviene de la filial de Mercer Marsh Beneficios en la Argentina. El 38% de las 647 firmas consultadas en 13 países dijo que en los próximos meses fortalecerá sus Planes de Bienestar y Salud Integral para los empleados y sus familias, y muy especialmente su plan de Salud Mental. Puntualmente en Argentina, el 52% de las organizaciones encuestadas afirman haber adoptado los protocolos y medidas en este sentido.

“Si bien antes de la pandemia se venía trabajando para que las empresas tuviesen programas de bienestar que contemplaran la salud mental y, más allá que muchas ya lo ofrecían como servicio dentro de la cobertura que da la prepaga u obra social, hoy vemos que la necesidad se acentuó. Este tema pasó a ser foco de la discusión y problemáticas que hoy le toca trabajar sobre todo a los equipos de Recursos Humanos”, señaló Julieta Doldo, líder de Mercer Marsh Beneficios de Argentina y Uruguay.

El 44% de las empresas que participaron del estudio en esos dos países otorgan asistencia psicológica adicional a la cobertura médica, y más del 50% vio incrementado su uso en este último año y medio de pandemia.

Sumado a esto, el 34% de las empresas incluye en su Programa de Bienestar acciones o beneficios relacionados a la Salud Mental de sus colaboradores. Algunas acciones que se están realizando para fortalecer el bienestar emocional son EAP (Programa de Asistencia al Empleado), “mindfulness”, yoga y pausas activas, entre otros.

Doldo señaló que las empresas en la Argentina corren con la ventaja de que la terapia y el cuidado de la salud mental están más normalizados, algo que no ocurre en todos lados: “Tenemos una ventaja en comparación con otros países de Latinoamérica. Acá la modalidad de hacer terapia es bastante frecuente y tenemos la comunidad de psicólogos más grande de América Latina. Nuestros estudios globales muestran que las poblaciones de otras geografías no son tan permeables y se estigmatiza mucho todo lo vinculado a hacer terapia; todavía hay mucho que trabajar en este aspecto”, afirmó.

Preocupación a nivel nacional

El esfuerzo que puedan hacer las empresas de todos los tamaños para aminorar el impacto negativo en la salud mental de su población interna siempre será importante y suma a la problemática en general que se vive a nivel país, como en todos los países que están saliendo de la pandemia de COVID-19.

Pero a diferencia de lo que ocurre con los virus, no hay vacunas para tratar la salud mental y aparentemente tampoco están alcanzando los presupuestos públicos destinados a esta área.

La Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) emitió en los últimos días un comunicado urgiendo a las autoridades nacionales que se incrementen las partidas para ocuparse de la salud mental. “A instancias del decano, Lic. Jorge A. Biglieri, y de los claustros de profesores, graduados y estudiantes de la Facultad de Psicología, el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires aprobó el pasado 27 de octubre una Resolución en la que se solicita al Congreso de la Nación que aumente la partida presupuestaria destinada a salud mental, así como a todos los gobiernos provinciales y municipales que incrementen recursos en políticas de salud mental”, se lee en la misiva enviada a este medio.

La Facultad así como su Observatorio de Psicología Aplicada (OPSA) desarrollaron un intenso trabajo de evaluación de la salud mental de los argentinos durante la pandemia de COVID-19 y sus distintas instancias. Asimismo, la entidad fue parte de un estudio realizado en conjunto en 40 países, con 55.000 casos, para relevar las secuelas de la enfermedad.

El estudio, publicado por la revista científica European Neuropsychopharmacology, demuestra que el 47,41% de los participantes registró un aumento de ansiedad y el 40,28% un aumento de sentimientos depresivos. Por otra parte, las personas que ya antes de la crisis sanitaria tenían antecedentes previos de trastornos mentales actualmente tienen tasas más altas de depresión y los pensamientos suicidas que experimentan se incrementaron en un 10,83 por ciento.

De las 10.000 personas que participaron en la Argentina, el 67% “de aquellas que tenían riesgo de sufrir un trastorno y no estaban recibiendo tratamiento por salud mental manifestaron que lo consideraban necesario pero no tienen acceso.”

En ese marco, desde la Facultad subrayaron que en el 2021, el presupuesto dedicado a salud mental en la Argentina fue de apenas el 1,47% del total asignado al área Salud, “cuando debería haber sido, como mínimo, del 10%, según la propia Ley Nacional de Salud Mental”, y que resulta “grave” en un contexto en el que el presupuesto total para Salud para el 2022 retrocede en un 13,1% en términos reales.

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