Morderse las uñas o arrancarse la piel de las manos podría ser signo de este trastorno

Una de las señales para detectar un trastorno obsesivo-compulsivo es cuando los pacientes comienzan a morderse las uñas o arrancarse la piel de las manos
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Entre los hábitos más comunes que algunas personas tienen destaca el morderse los labios, las uñas y la piel de los dedos, en muchos casos hasta ocasionar sangrado debido a la intensidad de las lesiones. Aunque muchas veces se suele creer que es por una cuestión estética para eliminar los padrastros o pellejos de los labios, en muchas ocasiones estas autolesiones podrían advertir sobre la presencia de un trastorno que requiere de apoyo médico.

De acuerdo con los expertos, hacerse lo anterior a sí mismo es conocido como dermatofigia, es decir, mejor conocido como el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC); sin embargo, se deben tomar en cuenta ciertos factores antes de recibir un diagnóstico, ya que no todas las personas que se autolesionan tienen este trastorno mental. Y para advertir su presencia se puede medir la frecuencia y la intensidad con la que una persona se muerde.

“Sí que es cierto que cuando la frecuencia, la intensidad y el impacto funcional de esta conducta es mayor, es muy posible que se asocie a un trastorno obsesivo compulsivo”, detalló la doctora en psicología Carol Palma a La Vanguardia.

Sobre este hábito poco saludable la clínica especializada en psicología y logopedia, Dislex, explica que en algunos casos las mordeduras no sólo incluyen las zonas cercanas a las uñas, sino también los nudillos, dedos e incluso los codos y “es frecuente que aparezca conjuntamente con otros hábitos nerviosos similares pero no iguales, como la tricofagia (morder y comerse el pelo), la onicofagia (las uñas) o la dermatilomanía (excoriar o pellizcar la piel). Asimismo, se asocia con el TOC “aunque se agrupa dentro de los trastornos del control de los impulsos”.

Por supuesto, lo anterior no es lo único para tomar en cuenta sobre este trastorno, ya que se sabe que también se presentan otras conductas que pueden variar de una persona a otra. Pues la dermatofigia no sólo se caracteriza por las autolesiones, sino también por ser una forma en la que los pacientes controlan su ansiedad, pero de una forma poco saludable que abre las puertas a “continuar haciéndolo después”, afirmó la experta.

Y es que además de morderse las uñas, arrancarse la piel de las manos y de los labios, las personas diagnosticadas con este trastorno también suelen rascarse mucho la cabeza -algo que puede ocasionar más lesiones-, además que hay quienes manifiestan el TOC por medio de comprobar muchas veces que se realizó una actividad como cerrar una puerta, apagar el fuego de la estufa o desconectar algún electrodoméstico, así como la higiene.

Es por ello que para que un profesional de la salud pueda determinar si una persona tiene este trastorno, lo primero que hay que hacer es valorar una serie de factores como es el hecho de cómo lo está viviendo el paciente y es que normalmente se encuentran casos en los que la “persona querría dejar de hacer esto (lesionarse) y no puede”. En ese sentido, Carol Palma detalló que “lo que sabemos es que las terapias puramente conductuales como ponerse un líquido de gusto desagradable funcionan muy poco o nada, porque la compulsión va mucho más allá”.

De tal forma que los pacientes requieren de un tratamiento más integral en el que no sólo se evite la conducta, sino “ver cuál es realmente su origen y poder trabajar también desde la autobiografía, porque cada persona empieza a hacer una conducta por algo”, dijo. Así, se necesita de la psicología para encontrar dichos momentos que ocasionaron la presencia de la dermatofigia, algunos ejemplos son las rupturas y acontecimientos estresantes, pro mencionar algunos; mismos que se deberán de trabajar por un profesional de la salud mental.

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