“No podemos cruzar los brazos ante la barbarie”: Mujeres crean mapas de alerta para denunciar la violencia de género en México

La experiencia de tres mujeres que colaboraron en este ejercicio para denunciar los casos de acoso, intento de secuestro, violaciones y feminicidios en el país latinoamericano.

actualidad.rt.com

El 77,2 % de las mujeres mexicanas de 18 años o más se sienten inseguras en la ciudad en la que viven, refiere una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicada este jueves. De norte a sur del territorio, ellas viven con miedo de ser acosadas, secuestradas, violentadas o asesinadas.

En un grito de auxilio, se han organizado para aconsejarse, cuidarse y hacer visible que la violencia contra las mujeres es generalizada en México. Ante la falta de respuestas institucionales, han creado mapas para exhibir los riesgos que enfrentan cada día, rescatando también las historias de aquellas víctimas que ya no tienen voz.

La geofísica y activista María Salguero tiene más de siete años acompañando a víctimas de la violencia en el país latinoamericano. Comenzó por apoyar a los padres de los 49 niños que murieron quemados en la Guardería ABC de Hermosillo, en el estado de Sonora. Después fue golpeada con una nueva realidad cuando conoció la crisis de desapariciones en el norte del país y poco tiempo después se dio cuenta que no eran casos aislados. “Te parte el alma y dices: ‘tengo que hacer algo'”, cuenta en entrevista con RT.

Ves a la señora María Herrera con las fotos de sus cuatro hijos desaparecidos y ella llorando, te parte el alma y dices: ‘tengo que hacer algo’.

Salguero comenzó por crear un mapa de 8.000 casos de desapariciones en territorio mexicano, hasta que la realidad la sacudió de nuevo. Al llenar las bases de datos para visualizar los zonas de mayor riesgo, se dio cuenta que algunas jóvenes reportadas como desaparecidas habían sido víctimas de feminicidios.

Como sucedió con las desapariciones en el norte del país, la activista descubrió que los feminicidios no solo ocurrían en el Estado de México, como algunos pensaban. “Cuando hice el mapa fue cuando vieron: ‘es un problema nacional, no de una entidad‘”.

En 2016, Salguero construyó un mapa de feminicidios a nivel nacional, que actualiza casi todos los días con base en notas de prensa —con reportes periodísticos policiacos, conocidos como nota roja—, comunicados de las Fiscalías, reportes de delitos oficiales y los compara con el contexto de violencia en cada entidad.

El resultado es un mapa plagado de círculos rojos que, al menos en lo que se refiere a 2019, supera por mucho los 916 feminicidios reportados por las Fiscalías de los estados durante los primeros once meses de ese año. No obstante, María Salguero cree que hay más feminicidios que los ella documentó en el mapa.

Miedo y autocuidado

Las mujeres mexicanas tienen miedo, están expuestas a la violencia en todo lugar y en cualquier momento. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2016 estimó que 4 de cada 10 mujeres han sufrido intimidación, hostigamiento, acoso o abuso sexual alguna vez en su vida. Esta fue una de las razones principales por las que un grupo de jóvenes de Ensenada, Baja California (Pacífico) decidió organizarse para elaborar un mapa con las experiencias de acoso, violación e intento de secuestro.

Te sientes insegura en la calle, entre nosotros tenemos nuestros propios protocolos para apoyarnos“, cuenta Melisa Solis sobre la forma en que este grupo de mujeres de Ensenada comenzó a cuidarse, avisando a otras por dónde estarían, los medios de transporte que usarían, compartiendo sus ubicaciones y hasta cargando gas pimienta para usar en caso de alguna agresión.

Lo que comenzó como un grupo de mujeres que se cuidaban y apoyaban, fue transformándose cuando salieron a la luz los casos de acoso que habían sufrido en las calles del centro histórico de la ciudad, una zona por donde transitan estudiantes, trabajadores, y que está rodeada de bares y centros nocturnos. Mediante chats de Whatsapp, organizaron una encuesta que respondieron cerca de 40 mujeres sobre las experiencias de hostigamiento, secuestro o intento de secuestro, feminicidios y violación.

“El primer objetivo era visibilizarlo, mostrarle a la sociedad que está pasando y que no es normal. O sea, desnormalizarlo y visibilizarlo, es un grito de: ‘hey, aquí está pasando esto en esta calle’“, dice Solis en entrevista telefónica con RT.

La idea de las mujeres es realizaruna intervención callejera en los puntos en donde recibieron denuncias de acoso, secuestro o violación porque, según explica Melisa, muchas de ellas no acuden ante las autoridades por falta de “protocolos adecuados de atención a víctimas”.

Intentos de secuestro

La diseñadora y activista Sandra Barrón participó en un ejercicio similar junto con otras mujeres organizadas que estaban consternadas por las denuncias en redes sobre los intentos de secuestro en Ciudad de México y el Estado de México. Recogieron diversos testimonios que recopilaron en veinticuatro horas y que incluyó experiencias como esta: “Saliendo de los torniquetes de metro San Lázaro, un tipo me jalo de la mochila, me abrazó y me dijo que no gritara o las cosas se iban a poner peor; yo le ofrecí el celular, mi dinero, mis pertenencias, pero me dijo que las cosas no eran así, que me iba a ir con él aunque no quisiera”.

Las autoridades piden a la población denunciar, pero Sandra Barrón explica que no es tan sencillo cuando son revictimizadas —como si hubieran hecho algo para vivir esas experiencias— en los Ministerios Públicos y no existen las vías legales para hacerlo de forma segura.

En el discurso suena bien padre que el Gobierno nos diga que denunciemos y que lo hagamos por la vía legal, por las vías correctas, cuando no pueden asegurar que vamos a estar seguras de poder hacerlo.

Los mapas no sustituyen las denuncias formales, pero son un grito alerta a la sociedad y al Gobierno, para que atiendan las agresiones que enfrentan las mujeres todos los días de su vida. Viven con miedo, quizá, pero no calladas, porque como le sucedió a la autora del mapa de feminicidios, María Salguero, algo tenía que hacer. “No puedes esperar cruzada de brazos ante la barbarie que estamos viviendo“.

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