“Por favor, que ya termine todo esto”: en las trincheras de la batalla de los médicos mexicanos contra el COVID-19

En entrevista con Infobae México, una doctora relató sus experiencias con los pacientes afectados con coronavirus en un hospital del IMSS, tras meses de pandemia

infobae.com

A más de cuatro meses de que se detectó el primer caso de COVID-19 en México, el personal médico continúa enfrentando una batalla brutal ante una enfermedad que sigue en aumento, tanto en casos de contagios como de defunciones, y lo hacen sin los insumos adecuados, poniendo en riesgo sus propias vidas e incluso, la de sus familias.

A lo largo de todo este tiempo no sólo han tenido que enfrentar al virus SARS CoV-2 -para el cual aún no hay una vacuna- con insumos de baja calidad proporcionados por el gobierno federal o comprar los adecuados de su propio bolsillo; sino también tienen que lidiar con el desgaste físico y psicológico que les ha dejado la pandemia.

Infobae México platicó con una doctora del Hospital General de Zona número 32 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ubicado en Villa Coapa, el cual fue reconvertido en su totalidad para atender a todos los pacientes con COVID-19, y quien describió la pesadilla que viven todos los días al intentar salvar a los pacientes, pero que pese a todos los esfuerzos médicos, pierden la vida.

La médico especialista, quien prefirió guardar el anonimato, aseguró que todos los días siguen llegando pacientes hasta este nosocomio que está habilitado con 105 camas (tanto generales como con ventilador) y aunque en las dos últimas semanas -en que la Ciudad de México se encuentra en semáforo epidemiológico naranja- ha habido una disminución en el número de enfermos, muchos siguen muriendo.

En las dos últimas semanas ha habido una ocupación de unas 80 camas. Hay muchos pacientes con ventilador mecánico y algunos evolucionan, pero tenemos pacientes que tienen como un mes internados, pero muchos que tienen el ventilador mecánico se mueren, raros son los pacientes que se han logrado desconectar del ventilador y que han sobrevivido, yo creo que alrededor de un 5%, y eso es mucho porque la mayoría de los pacientes con ventilador se mueren”, señaló.

Señaló que algunos de los pacientes menos graves han podido ser dados de alta “y eso nos da algo de esperanza porque al inicio era muy raro que un paciente fuera dado de alta. Al menos en este hospital se ha visto un cambio y está variado: sigue habiendo casos muy, muy graves, se siguen muriendo, pero también estamos viendo que están teniendo mejoría”.

Pero hace unas semanas la historia era distinta, relata.

Foto: Cortesía médicos del HGZ 32Foto: Cortesía médicos del HGZ 32

Antes de que el HGZ número 32 fuera reconvertido al 100%, tenían que atender a los pacientes con COVID en el Hospital Regional Número 2 de Traumatología y Ortopedia en la misma zona de Villa Coapa. Fue hasta después de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador (3 de abril de 200) que el nosocomio que había resultado con daños severos a raíz del sismo del 19 de septiembre de 2017, pudo reabrir sus puertas y atender a los pacientes con coronavirus.

La doctora recordó que antes de que se trasladaran a las nuevas instalaciones, padecieron la falta de ventiladores mecánicos, por lo que muchos pacientes murieron.

“Los paciente ya no se podían intubar, y pues morían… (actualmente) en piso son 50 pacientes sin ventilador, pero entre ellos hay algunos graves que sólo están tolerando con mascarillas de oxígeno, y en algún momento, van a necesitar conectarse al ventilador”, dijo.

Destacó que la mayoría de los pacientes se encuentran en un rango de entre 30 y 70 años de edad y aunque hay algunos más jóvenes y sanos, su situación se ha llegado a complicar al punto de que han perdido la vida.

“Sí hay pacientes jóvenes, me ha tocado ver pacientes de 29-25 años que fallecen sin tener ninguna enfermedad asociada o antecedentes, nada. Entonces pacientes jóvenes sí se están afectando mucho”, destacó.

“Hay muchos pacientes de 30-40 años. Muchos de ellos tienen obesidad, entonces es un factor de riesgo para contraer la infección y para complicarse en los pacientes de cualquier edad, pero en los pacientes jóvenes sí se están afectando mucho (…) pero también se han presentado algunos casos de pacientes sin ningún tipo de comorbilidad e incluso que hacen ejercicio y han perdido la vida a causa del COVID”, dijo.

Explicó que el comportamiento de este virus produce lo que se llama una hipoxemia silenciosa, lo que significa que el oxígeno está bajo en la sangre, en los pulmones, en todo el cuerpo. Por eso le dice silenciosa, porque el paciente no tiene síntomas, no siente nada”.

Foto: EFE/ Miquel MuñozFoto: EFE/ Miquel Muñoz

“Los informes de investigación todavía no han dado la explicación de eso. Entonces como no tienen síntomas, pues la persona está como si nada. Ya hasta que el oxígeno baja demasiado en la sangre, es cuando ya empiezan a tener síntomas, pero ya cuando bajó demasiado el oxígeno es cuando la enfermedad ya está en un estadío muy avanzado, que es cuando llegan graves al hospital, prácticamente para conectarlos al ventilador o ya prácticamente para morirse. Pueden estar así 8 o 15 días y es cuando ya empiezan los síntomas. Por eso los pacientes llegan ya muy graves al hospital”, señaló.

Detalló que en las últimas dos semanas, en promedio, mueren diario entre 6 o 7 pacientes, pero hace un mes o dos meses llegó a haber 30 defunciones al día sólo en este hospital.

“Ahorita se ve una disminución y esperemos que así siga, pero sí se siguen muriendo”, dijo.

Sin embargo, destacó que las personas que se aceptan en este nosocomio sólo son derechohabientes del Seguro Social, lo que también influye para que haya una disminución en el número de pacientes. No obstante, ingresan alrededor de 20 pacientes al día, lo que a su consideración sigue siendo un número alto de pacientes.

“Además también ya deben traer la toma de la muestra del laboratorio que confirme que es positivo, también por eso ha disminuido el número de pacientes”, señaló.

Resaltó que están tardando mucho en obtener los resultados de las pruebas (entre 8 y 10 días), por lo que se ha dado el caso de algunos pacientes remitidos de otros hospitales que ya han estado hasta una semana internados, pero que ante la tardanza de los resultados, son derivados a este nosocomio 100% COVID.

Expuestos

Imagen de Archivo (Fot: ALFREDO ESTRELLA / AFP)Imagen de Archivo (Fot: ALFREDO ESTRELLA / AFP)

A lo largo de estos más de cuatro meses, el personal médico mexicano sigue sin recibir el equipo médico adecuado para atender a los pacientes con COVID-19, lo cual los pone en riesgo. De acuerdo con las propias autoridades sanitarias federales, hasta mediados de junio había más de 39,000 los profesionales de la salud, entre médicos, enfermeras, laboratoristas, que han dado positivo a la enfermedad. De ellos, 584 murieron.

“No lo hemos tenido y yo creo que ni lo vamos a tener. Nosotros seguimos comprando por ejemplo los overoles porque no nos los dan y esos son muy importantes para la protección. Los cubrebocas que nos dan nosotros les decimos que son ‘marca patito’ porque son originales, pero al menos ahora sí se ha visto un poco de preocupación por parte de los directivos de este hospital (a raíz de que fue convertido a 10% covid) de que nos den el material, pero aún así no es el adecuado”, dijo.

“Los googles deben tener un sellado hermético y los que nos dan acá no sellan. Algunos tienen una especie de ventanitas y no deberían de tenerlas para que no entre nada de aire. O sea sí son algunas cosas técnicas del equipo que nos dan que no son las ideales. Entonces la mayoría de nosotros (médicos) compramos nuestro equipo”.

De hecho muchos compañeros se siguen infectando, hay muchos que están de incapacidad. Por ejemplo hoy en la mañana una enfermera estaba esperando a que la revisaran y le hicieran la prueba porque estaba con síntomas. Y así nos enteramos de varios otros. En el área de urgencias hay un compañero técnico radiólogo que está internado (…) Desde que empezó todo esto, muchos compañeros han muerto: enfermeras, médicos, técnicos, camilleros; tanto en la Ciudad de México como en el resto del país”, señaló.

“En este hospital al menos dos enfermeras han fallecido a causa de esta enfermedad (…) yo creo que si contáramos con el equipo adecuado hubiera menos contagios y menos fallecidos entre el personal de salud”, aseguró.

Relató las dificultades a las que se enfrentan todos los días al usar el equipo de protección, el cual utilizan las ocho horas que dura su turno.

“Eso es muy feo porque ya entrando al área COVID no podemos salir para no estar contaminando, entonces se usa todo un turno. Se supone que todo el equipo debe ser desechable para no tener ningún objeto que nos esté contaminando , pero por ejemplo los overoles que no nos dan en el hospital y nos ayudan mucho para la protección, nosotros los compramos y ahorita los overoles hay unos que son desechables y otros que se pueden lavar”.

“Pero subieron mucho de precio y también estar comprando overoles que se tienen que estar comprando a cada rato es mucho dinero. Entonces muchos lo que hacemos es desinfectar los overoles: los cloramos dos o tres veces, y lo llevamos a nuestra casa a lavar. Una vez en casa lo volvemos a lavar con cloro y lo colgamos al sol a que se quede todo un día y lo volvemos a reutilizar… Y eso no debería de ser, debería de usarse y tirarse después de cada uso”, destacó.

El costo promedio de un equipo completo ronda los mil pesos y considerando que todos los días deben de utilizar uno, el gasto se vuelve imposible para cualquier bolsillo del personal médico.

Imagen de archivo (Foto: ALFREDO ESTRELLA / AFP)Imagen de archivo (Foto: ALFREDO ESTRELLA / AFP)

“Un overol de los que se pueden lavar está en unos 300 pesos, los cubrebocas N95 están al menos en 100 pesos cada uno, los googles adecuados mínimo en 300 o 500 pesos, también se echan al agua con cloro y se vuelven a usar”.

Ante esta situación, dijo, “muchos hemos tenido que usar el material de mala calidad que nos dan en el hospital con los riesgos que conlleva”.

La médico especialista relató el proceso de colocarse y quitarse el equipo de protección, el cual les lleva alrededor de media hora.

“Para vestirnos tardamos unos 10 o 15 minutos, (pero) el problema es quitarlo porque cuando salimos puede estar contaminado porque ya estuvimos las 8 horas allá adentro”, dijo.

Una vez vestidos, no pueden quitarse el equipo para nada. No pueden comer ni ir al baño.

“Es feo porque tratamos de desayunar antes de entrar o llegando al hospital, pero la mayoría tratamos de tomar lo menos que se pueda de agua y comer lo menos que se pueda para no tener las ganas de ir al baño allá adentro (…)”.

“Por ejemplo una compañera se fue de incapacidad porque le dio una infección en las vías urinarias por estarse aguantando de hacer del baño (…) al estarte aguantando, tienes dolor y lo único que quieres es salir corriendo para ir al baño. Aparte, también por la mala calidad de los googles se empañan y llega el momento en que no puedes ver nada. Tú sientes cómo te escurren las gotas de sudor de la cabeza hasta los pies (…) Al empeñarse los googles te da una desesperación porque no puedes ver nada y no te puedes quitar los googles, entonces es muy feo”, dijo.

Terminado su turno, comienza el proceso de quitarse el equipo de protección, que puede durar hasta 20 minutos.

“Tenemos que usar la técnica estéril. Por ejemplo, si nos vamos a quitar el gorro, antes tenemos que lavarnos las manos con gel con alcohol, después de quitarlo nos tenemos que lavar las manos y el lavado de manos tiene que durar unos minutos también para asegurar que están bien lavadas (…) después por ejemplo nos quitamos la bata, la retiramos y es volvernos a lavar las manos otra vez. Cada cambio de cualquier prenda es un lavado de manos”.

“Al quitarnos la bata, tenemos que tener cuidado de no tocar su exterior. Son muchos detallitos para evitar que nos contagiemos. Después los rociamos con cloro, la pijama (la vestimenta que usa el personal médico), el overol, los pies desde arriba hasta abajo y en cada cambio del gorro, los googles, del cubrebocas, de la bata, del overol, de las botas; es un lavado de manos (…) en ese proceso tardamos como 20 minutos y con el estrés de no vayas a tocar nada porque ya te contaminaste”, relató.

Los estragos físicos y psicológicos entre el personal médico

Foto de archivo. (REUTERS/Carlos Jasso)Foto de archivo. (REUTERS/Carlos Jasso)

La médico especialista destacó que en sus 20 años de actividad profesional, jamás había vivido una situación como esta, que además de frustración y desgaste físico, también les ha dejado traumas psicológicos.

“Para mí a estas alturas es algo frustrante porque (por mi área de trabajo) yo veo a los pacientes más graves y (ya que estoy en mi casa) cierro los ojos y los veo intubados, que todos se mueren, a pesar de que se haga el mayor esfuerzo con ellos terminan muriéndose (…) es frustrante porque a veces sientes que no estás haciendo nada porque hagas lo que hagas se mueren y a veces te dan ganas de llorar”.

Con la voz quebrada, reconoció “… En mis 20 años que llevo trabajando en urgencias nunca había visto tantos muertos en tan poco tiempo y la forma en cómo se mueren y que sientes que no estás haciendo nada y ya es demasiado.. Eso también.. el personal de salud estamos teniendo muchos problemas de depresión y psicológicos también por la frustración por todo esto”, reconoció.

“Tengo una compañera que de plano pidió licencia sin goce de sueldo por tres meses porque diario lloraba, que no veía a su bebé porque lo dejó en casa de su mamá para contagiarlo (…) otros compañero también han pedido licencia para no estar yendo a trabajar. Todos coincidimos en que ya por favor, que termine todo esto… Ya tenemos así más de tres meses y lo peor es que no sabemos cuánto va a durar”, dijo.

Reconoció que el IMSS sí les proporciona apoyo psicológico “algunos compañeros sí se han acercado y les dan pláticas, ejercicios de relajación, terapia. Yo creo que todos estamos igual de que ya pare esto, por todos los aspectos, es muy frustrante ver que a pesar de todo lo que se hace, pues no sirve para nada porque los pacientes se siguen muriendo (…) yo creo que ya todos estamos traumados por eso”, aseguró.

Ante este panorama, la médico especialista hizo un llamado a toda la población para que se siga cuidando, ya que esta pandemia todavía sigue en el país y no ha bajado el número de contagios y de fallecidos.

“Tenemos que seguir cuidándonos porque si no esto nunca va a terminar (…) no hay que bajar la guardia, que se sigan quedando en casa aunque el gobierno diga otra cosa, porque eso es otra cosa, el gobierno no ha dicho la realidad de toda esta pandemia porque las cifras que dan no son reales. Para lo que nosotros hemos estado viviendo, las cifras se quedan cortas.. no tengo una cifra exacta, pero sí se quedan cortas tanto de las defunciones como de los casos positivos”, concluyó.

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