Productores se resisten a nuevos etiquetados en comida chatarra

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El etiquetado frontal de alimentos es uno de los mecanismos de mayor aceptación entre la población, pues en países como Chile, 90 por ciento de los consumidores consideran que los sellos negros octagonales con el porcentaje de azúcar, grasas saturadas, sodio y calorías en cada producto son los más fáciles de leer y comprender, afirmó Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.

En entrevista, destacó que México no puede seguir rezagado en la modificación de sus marbetes en alimentos procesados, pues no sólo está en juego la salud de niños y adultos, sino también el derecho a la información para saber qué se consume.

Destacó que un estudio reciente, presentado en Chile, con los primeros resultados de las medidas de etiquetado frontal aplicadas en la nación sudamericana, donde los empaques marcan claramente el contenido de azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías, se registró una caída de 20 por ciento en el consumo de bebidas azucaradas, 17 por ciento, en cereales azucarados; y otro 17 por ciento en diversos productos analizados.

Calvillo destacó que las organizaciones de la sociedad civil que han demandado por varios años un cambio en los esquemas de etiquetado frontal en México, donde aún se cuenta con un sistema de difícil lectura y comprensión para el consumidor, seguimos colaborando con el grupo de trabajo para una nueva Norma de Etiquetado, en el que participa la Secretaría de Economía y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), porque no se trata sólo de un asunto de mercados de consumo.

Alertó que en nuestro país se ha frenado la aplicación de nuevos esquemas de etiquetado frontal, debido a que persiste una enorme resistencia de la industria de los alimentos y bebidas azucaradas, pero vemos avances en la voluntad de la nueva administración por ampliar y mejorar la información que se le da al consumidor, pero no podemos confiarnos.

La Organización Panamericana de la Salud informó recientemente que México es una de las naciones latinoamericanas con mayor consumo de alimentos ultraprocesados; además, desde 2015 se detectó un incremento de 2.3 por ciento, pese a que ocupamos el primer lugar mundial en obesidad infantil.

Al respecto, Calvillo destacó que es necesario impulsar una revisión profunda de los mecanismos de etiquetado frontal, y no quedarnos rezagados frente a los avances que se han logrado en diversas partes del mundo, pese a la resistencia de la industria de bebidas y alimentos azucarados, como ocurre en Chile, Perú y Uruguay.

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