Profeco: la nueva norma “empodera” al consumidor

Con el nuevo etiquetado, los empresarios “se molestan porque estaban acostumbrados a dar órdenes, porque estaban acostumbrados a ‘hágase mi voluntad'”, afirma Ricardo ­Sheffield Padilla, titular de la Profeco.

proceso.com.mx

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- El titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Ricardo ­Sheffield Padilla, encuentra una explicación a la inconformidad del sector empresarial por el nuevo etiquetado frontal:

“Se molestan porque estaban acostumbrados a dar órdenes, porque estaban acostumbrados a ‘hágase mi voluntad’, así como ponían y quitaban candidatos o patrocinaban campañas, pero esa es la actitud que reflejaban. Pueden no estar de acuerdo, pero definitivamente se les escuchó, muchas cosas se ajustaron, pero estuvimos dialogando por meses para lograr la norma.”

La entrevista se llevó a cabo en la sede principal de la Profeco, en la colonia Condesa, días antes de que la dependencia y la Secretaría de Economía quitaran del mercado varias marcas de quesos y dos tipos de yogurt porque se comercializan con información que puede inducir al engaño de los consumidores.

El político de origen guanajuatense sostiene un envase de Bene Gastro, producto retirado de circulación por adicionar azúcares y no cumplir con el contenido de leche. Le reprocha su publicidad:

“Me siento engañado por este producto, yo consumidor, Ricardo Sheffield. Pero yo, procurador, lo mando a laboratorio a que lo analicen y además ahora tendrá que tener su polígono, diciéndome que basta uno de estos para superar mi ingesta de azúcar de todo el día. Además todavía estamos esperando a que nos explique Danone cómo esto me ayuda a combatir la gastritis, porque así se presentaba en los anuncios.”

Relata su experiencia personal.

“Yo me zumbaba uno de esos muy a gusto, pues sacaron un anuncio donde un hombre se echaba unos tacos y sentía el ardor. Entonces dije: bueno, en lugar de tomar Riopan, me voy a echar uno de esos. Luego resulta que con uno solo que me tomé, ni estoy resolviendo mi problema gástrico ni estoy consumiendo los probióticos que se supone tiene el yogurt, y lo que sí estoy consumiendo es un demonial de azúcar en forma de jarabe.”

Oposición de la industria

La decisión de suspender este producto lácteo y los quesos no gustó a la iniciativa privada. Grupo Lala  aclaró la situación de sus quesos, mientras que la trasnacional Mondelez señaló que la decisión es “totalmente infundada” y “daña la reputación” de sus marcas.

Danone informó que la Secretaría de Economía no le notificó oportunamente el inicio del procedimiento administrativo, además de que cuenta con la evidencia de que el Laboratorio Nacional de Protección al Consumidor de la Profeco emitió resultados favorables sobre la calidad de sus productos.

El presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos Walther, criticó la decisión en su cuenta de Twitter:

“Sorprende que la Secretaría de Economía, en lugar de fomentar el desarrollo y la creación de empleos, emprenda acciones infundadas y altamente lesivas contra empresas, productos y marcas del sector de alimentos procesados. Parecería que con espectacularidad, quieren ocultar la falta de resultados.”

Sin embargo, para Sheffield Padilla muchas empresas hacen trampa: a sus productos les ponen nombres genéricos. Pero él mismo dice que hay excepciones, como Bimbo, la empresa de pan más grande del país, que salvó a su pan de caja de llevar los octágonos frontales con las advertencias de “Exceso de azúcares” y “Exceso de calorías” al eliminar de su fórmula el jarabe de alta fructosa y sustituirlo por azúcar de caña.

“Nosotros, en un estudio, hicimos ver que prácticamente todos los panes de caja, excepto el Cero, Cero, las distintas marcas del Grupo Bimbo contenían jarabe de maíz de alta fructosa y eso disparaba el contenido de azúcares y el contenido calórico del producto”, explica Sheffield.

Y si bien el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, dijo el pasado 8 de octubre que el etiquetado frontal no está sujeto a negociación, el procurador aclara:

“La única industria que se ha acercado conmigo, como procurador, ha sido Bimbo, y solamente con el pan de caja. Fue porque nosotros sacamos un artículo donde dimos cuenta que tenía jarabe de maíz de alta fructosa. Meses después nos informaron que habían reformulado y nosotros salimos a campo a constatar. Ahora utilizan azúcar de caña y en menor volumen.”

–La industria ha dicho que se ha satanizado el azúcar. ¿Es cierto? –se le cuestiona al titular de la Profeco.

–No, para nada. Que le digan eso a los diabéticos. Yo también soy consumidor y estoy consciente de que, cuando descuido los niveles de azúcar, subo de peso y corro otros riesgos de salud por la edad, para empezar con la hipertensión.

–¿No se tendría que hacer otro octágono que indique la presencia de jarabe de maíz de alta fructosa en los productos?

–No. México basó mucho su normatividad en la experiencia de Chile, que ya tiene tiempo haciéndolo. Cuando haces un sistema demasiado complejo, en vez de ser informativo, acabas desinformando porque confunde.

Profeco se encargará de verificar el cumplimiento de la nueva NOM-51, además de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y otras dependencias en el ámbito que les corresponda, de acuerdo con la Ley Federal de Protección al Consumidor, la Ley General de Salud, la Ley Federal sobre Metrología y Normalización y demás ordenamientos jurídicos aplicables.

En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, la Profeco contará con mil 11 millones 766 mil un pesos para llevar a cabo sus labores; cifra apenas 0.52% superior a los 1006 millones 518 mil 491 pesos destinados para el presente año.

El año pasado la Profeco cerró dos delegaciones y ocho subdelegaciones en el país, así como cuatro unidades de servicio a fin de cumplir las medidas de austeridad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, Sheffield asegura que el presupuesto no es un problema:

“Estamos listos y además con las certificaciones necesarias, porque somos laboratorios certificados en muchas áreas. Tengo doctores en química, biología, física… y hay gran cantidad de instituciones que nos apoyan, como la UNAM, y hacemos consultas con el IPN.”

Sheffield  reconoce que el etiquetado frontal es una estrategia de mercadotecnia, a la que muchos industriales se oponen “porque la información empodera al consumidor y el consumidor empoderado va  a tomar mejores decisiones. Si mi producto no es buena opción, es mejor que sigan desinformados. Es un avance, pero lo tiene que lograr cada quién”.

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