Mientras que algunos defienden la libertad de expresión y la apertura de la iglesia hacia nuevas formas de arte y cultura, otros se sienten ofendidos
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El caso del párroco de la iglesia protestante de Saint-Guillaume ha generado un gran revuelo en Estrasburgo, Francia, donde muchos creyentes se preguntan si es apropiado utilizar un lugar de culto para celebrar un espectáculo que incluye el polémico baile del ‘pole dance’.
Mientras que algunos defienden la libertad de expresión y la apertura de la iglesia hacia nuevas formas de arte y cultura, otros se sienten ofendidos y consideran que se ha faltado al respeto a la religión y a los valores tradicionales.
De acuerdo con el pastor Daniel Boessenbacher, los opositores al evento le habrían mandado cartas amenazantes. “El responsable de la parroquia y una persona en el servicio cívico encontraron dos cartas desplazadas por debajo de la puerta el pasado sábado”, contó, asegurando que “no tiene duda” de que están relacionadas con el espectáculo.
No obstante, algunos temen que este incidente pueda generar una mayor polarización y división dentro de la comunidad religiosa y de la sociedad en genera. Foto: France Télévisions.
¿Qué fue lo que pasó?
La semana pasada, la asociación Crossed Passions alquiló el establecimiento religioso para organizar dos ‘shows’ en los que se mezclará el canto lírico, el baile y el ‘pole dance‘, logrando vender mil boletos. Por su parte el sacerdote de 54 años calificó el espectáculo como “seductor, pero suave” y lamentó que muchos fieles “no apreciaran” la exhibición.
Ante las amenazas de muerte recibidas, Boessenbacher ha mantenido una postura firme y ha decidido continuar adelante con los espectáculos programados. Según él, se trata de una oportunidad para atraer a nuevos fieles y para mostrar que la iglesia puede ser un espacio inclusivo y acogedor para todos.
No obstante, algunos temen que este incidente pueda generar una mayor polarización y división dentro de la comunidad religiosa y de la sociedad en general. Por ello, es importante seguir dialogando y buscando soluciones que permitan conciliar las diferentes posturas y respetar los derechos de todos los implicados.
“Estamos acostumbrados a las reacciones pero no a las amenazas de muerte”, afirmó Boessenbacher al referirse refiriéndose a críticas recibidas por organizar eventos sobre la transidentidad y la intersexualidad.
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