Salud mental: ¿Qué es el síndrome del impostor y cómo combatirlo?

Expertos en psicología comentaron que las mujeres y las minorías son quienes más llegan a padecerlo, pues minimizan sus logros y temen no estar a la altura de las expectativas

heraldodemexico.com.mx

Un reciente estudio psicológico británico reveló que “sentirse un fraude” a pesar del éxito profesional y personal impide a millones de personas desarrollar todo su potencial. Explica que la mayoría de las personas experimentan este sentir en algún momento de sus vidas y asegura que el 80 por ciento de ellas padece el conocido “síndrome del impostor”. Este padecimiento —también conocido como imposterismo— es la sensación interna de verse a sí mismo como un “farsante” a pesar de los logros y metas que llegue a concretar. En sí, llegan a pensar que no se merecen el éxito que tienen.

El síndrome del impostor es una sensación de inseguridad relacionada con los logros laborales. FOTO: Adobe Stock

¿Cómo afecta?

Sufrir este padecimiento puede llevar a dudar constantemente de nuestra propia competencia profesional. Regularmente se teme no estar a la altura de las expectativas, no poder superar obstáculos y tienden a sabotearse.

“Las personas que tienen sentimientos de impostura tienden a minimizar o dudar de sus logros”, explicó al medio británico DailyMail.com, Kevin Cokley, profesor de psicología de la Universidad de Michigan.

En una revisión sistemática se descubrió que las personas que experimentan el fenómeno del impostor suelen pensar que son las “únicas” que tienen esos sentimientos. A la par, los investigadores también hallaron vínculos con sentimientos como la ansiedad y depresión. Aunque el efecto está muy extendido, el impostorismo es más común en mujeres y otros grupos minoritarios. Sin embargo, hay formas sencillas de combatir estos sentires, según explicaron los expertos.

Puede que te sientas como un impostor porque no crees merecer tu trabajo. FOTO: Adobe Stock

Hablemos sobre el síndrome del impostor

Como tal, este padecimiento fue acuñado por Pauline Rose Clance y Suzanne Imes en su estudio de 1978. Habían estado oyendo —sobre todo a alumnas— confesiones sobre experiencias que las hacían sentirse como impostoras entre sus compañeros. Las investigadoras pasaron cinco años hablando con 150 mujeres que, en general, se consideraban “de éxito”. Sin embargo, las estudiadas eran propensas a padecer una “experiencia interna de falsedad intelectual”. Constantemente temían que “alguna persona importante descubriera que en realidad eran impostoras intelectuales“. 

“Ahora este padecimiento ha cobrado vida propia y es algo que mucha gente puede sentir”, declaró a Carolyn Rubenstein, psicóloga licenciada en Florida.

Esta experta apuntó que las minorías raciales y étnicas también experimentan estos sentimientos en mayor medida. Estos grupos suelen sentir que sólo están en un puesto para aportar diversidad y no por sus aptitudes reales. Por ello, Kevin Cokley y sus colegas realizaron un estudio en la revista Journal of Counseling Psychology. La investigación descubrió que la discriminación provocaba sentimientos de síndrome del impostor en estudiantes universitarios pertenecientes a este “sector”. 

A menudo, el síndrome del impostor te hace sentir como si estuvieras engañando a tus compañeros de trabajo para que piensen que eres bueno en lo que haces y tienes la percepción de ti mismo como si fueras un fraude. FOTO: Adobe Stock

¿Qué podemos hacer para combatir el síndrome?

De acuerdo con Carolyn Rubenstein, llevar una pequeña lista de logros puede ayudar a reforzar la idea de que estás cualificado, a la par de que no nos concentramos solo en las “grandes cosas”.

“No te fijes sólo en los premios u otras cosas externas a ti, sino en los rasgos internos o las cosas internas que te han ayudado a llegar hasta donde estás.” apuntó la psicóloga de Florida.

La gente tiende a centrarse más en los fracasos que en los éxitos, por lo que resulta más fácil interiorizarlos y olvidarse de todo lo que estás haciendo bien. No prestan atención a sus logros y realizaciones e incluso los pasa por alto. Así que “si eres muy intencionado a la hora de registrarlos” el experto Kevin Cokley dice que “recordarás el hecho de que vales mucho la pena”. Anotar las metas semanales o mensuales pueden ser de mucha ayuda. La idea es anotar desde el termino o la conclusión de tareas pequeñas, hasta lograr concretar actividades puntuales del trabajo.

Aunque el síndrome del impostor no está tipificado como un trastorno psicológico clínico, muchas personas lo padecen.  FOTO: Adobe Stock

Habla más

Los expertos comentan que, cuando te sientes como un impostor, tiendes a quedarte callado y no confías en tu propia opinión ni en tus propias creencias. En sí no somos capaces de brindar ese voto de fe a nosotros mismos porque no nos creemos lo suficiente como para decir algo, por ello Carolyn Rubenstein sugirió crear una lista cada semana de cosas que quieres decir, por ejemplo: en una reunión o a tu jefe, que antes no dirías de otro modo. Podría tratarse de una nueva idea para un proyecto o una reserva sobre una tarea.

Así te responsabilizas de hablar más y obtienes “pruebas concretas de que lo que dices es útil; empezarás a sentir que perteneces al grupo, que tu voz pertenece al grupo, que puedes confiar en tu voz”, afirmó Carolyn Rubenstein. “No te centres en lo negativo. Los impostores tienden a magnificar los aspectos negativos de una situación.”

Detalló que los seres humanos tendemos a tirar a la basura cualquier hecho o prueba positiva. Pero podemos recitar cualquier cosa negativa con la punta de la lengua. “Probablemente no nos libraremos de esos sentimientos negativos, pero intentemos al menos dar el mismo espacio a lo positivo.”, explicó. Así pues, utilizar un rotulador mental para resaltarlos y crear una lista —aunque sólo sea para anotar las cosas positivas— generará este cambio.

La expresión fue creada en primer lugar por Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978. FOTO: Adobe Stock

Deja de disculparte tanto

Cuando alguien se encuentra en una situación en la que siente que es un fraude o que no sabe lo suficiente, tiende a disculparse sin parar, al menos así lo confirmó Carolyn Rubenstein. Pedir disculpas no hace más que reforzar —en uno mismo— la sensación de que se está haciendo algo mal, y en los demás también. En cambio, concentrarse en pedir perdón sólo cuando esté realmente justificado —como cuando cometes un error o llamas a alguien por un nombre equivocado— nos hará consientes de nosotros mismos. Otro ejemplo que da es cuando entregues un trabajo y haya un llamado de atención por el tipo de letra o papel, “no hace falta disculparse por eso. Solo se corrige y se manda nuevamente.”

Dedicar demasiado tiempo a disculparse también puede hacer que los superiores o compañeros expresen dudas sobre la competencia de tu trabajo, ya que pareces menos seguro de ti mismo, al menos eso explicó la experta.

Habla con los demás

Con demasiada frecuencia, las personas con impostorismo sufren en silencio. No quieren compartir sus sentimientos ni revelar su vulnerabilidad porque, si están en un entorno muy competitivo, no quieren que se considere que no valen la pena o que muestran algún tipo de debilidad. Por ello, ser abierto con los compañeros puede ayudar a mitigar esa ansiedad. Cuando uno es sincero sobre sus sentimientos de impostura, es probable que descubra que no está solo y que muchas otras personas también luchan o han lidiado con esos sentimientos. “Puede ser muy reconfortante saber que no estás solo en ese sentido”, afirma Carolyn Rubenstein.

Sin embargo, ser tan abierto puede tener sus inconvenientes, sobre todo en el entorno laboral. Eso puede hacer que la gente pierda confianza en tus capacidades, aunque las tengas. Quieren a alguien que pueda, asuma la responsabilidad de algo y hacerlo suyo. No que tenga que recibir “palmaditas en la espalda todo el tiempo para seguir adelante”, explicó el Tracey Marks, autora de Why Am I So Anxious, en español ¿Por qué estoy tan ansioso?

Tracey Marks afirma que algunos jefes gestionan mejor que otros a los empleados con sentimientos de impostura. En última instancia, dijo, depende de ti asegurarte de que todo se sigue haciendo en el entorno laboral. Carolyn Rubenstein sugirió pedir ayuda a personas tanto de dentro como de fuera de ese entorno, es decir, no sólo a compañeros de trabajo, sino también a amigos y otros compañeros. 

En casos extremos, pedir ayuda

Auxiliarse de un profesional, amigos y familiares, llega a tomarse como una debilidad, explicó Carolyn Rubenstein, sin embargo la experta sugiere empezar de poco a poco. Por ejemplo, en el ámbito laboral si algo no está claro en una tarea, pide que te lo aclaren. “Empezarás a darte cuenta de que está bien no saberlo todo. Y, de hecho, eso es más normal que no saberlo”, explicó la psicóloga de Florida. Por otra parte, si el síndrome del impostor empieza a interferir en tu vida diaria y a agravar tus problemas de salud mental, considera la posibilidad de buscar ayuda psicológica. Kevin Cokley recomendó acudir a un terapeuta titulado:

“Sobre todo si los sentimientos de impostor son perturbadores de algún modo, porque sabemos que estos sentimientos pueden estar relacionados con un aumento de la depresión y la ansiedad.”, finalizó el profesor de psicología de la Universidad de Michigan.

Share
Bitnami