Se suman a marcha por primera vez

Isabella González Von Hauske
Agencia Reforma

Cd. de México, México 08-Mar-2020 .-Nerviosas. Al principio, no gritan las consignas; se ríen cuando escuchan a las más experimentadas decir cosas como “Verga violadora, a la licuadora”; saltan tímidamente al son de “El que no brinque es macho”.

Para muchísimas mujeres la marcha de este domingo fue la primera vez de protesta en las calles a favor de sus derechos; en contra de una violencia, que ellas mismas califican como insostenible.

Cerca del Monumento a la Revolución, donde inició la manifestación a las 14:00 horas, una se sorprende porque cuando todas saltan, se siente cómo literalmente el piso tiembla.

“Nunca había venido porque tenía miedo, porque creía que sólo marchaban las feministas radicales”, dijo Mariana, en entrevista.

Es de Ciudad Obregón, Sonora, pero vive desde hace un año en la Ciudad de México, y cuenta que su mamá sabe que está en la marcha, que está en enojada con ella por haber asistido porque piensa que todas las feministas están a favor del aborto.

Contrario a la mamá de Mariana, hay muchas mamás que acompañan a sus hijas en la protesta de este 8 de marzo de 2020, y que es su primera vez en una marcha de mujeres.

“Nunca había sentido la necesidad de venir, pero creo que es un momento crucial para ser escuchadas. Es inaceptable lo que está pasando con ustedes las jóvenes”, reconoce Patricia Ferro, mamá de Sara.

“Yo todavía tuve una juventud más amable para disfrutar, pero ahora hay mucha violencia y además, injusticia laboral. Les exigen jornadas laborales de hombres y todavía eres responsable de todo lo demás: los hijos, la casa. Es insostenible”, añadió.

Hay más niños y niñas, más familias enteras en la marcha portando los paliacates morados al cuello o en las muñecas.

“Siento que esta es la primera marcha de muchas mujeres. Es la primera vez que muchas marchan y para mí es un aviso de algo está cambiando, a lo mejor no en el ritmo o de la forma que nos gustaría, porque muchas están marchando hoy pero no van a parar mañana, o están marchando hoy pero sin el pañuelo verde”, consideró Daniela Arias, estudiante del ITAM.

“Veo que todas entendemos que está pasando un problema muy grande y que no importa qué pensemos sobre otras cosas, la violencia nos pega a todas”.

Una niña de cuatro años de la mano de su mamá canta con su voz infantil “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”, mientras camina sobre Avenida Juárez.

“Si tú faltas, lo quemo todo. Si yo falto, abracen a mi mami”, reza un cartel.

Junto a la “Antimonumenta”, frente al Palacio de Bellas Artes, las mujeres se detienen a dar sus testimonios al micrófono: acosos, violaciones, desapariciones de sus familiares, feminicidios de sus mujeres queridas.

Ahí sí, no importa si llevas una o cinco marchas, a las mujeres que escuchan se les llenan los ojos de lágrimas.

“No estás sola”, gritan las demás al unísono.

Incluso las feministas de más tiempo están sorprendidas por la convocatoria de la marcha: por primera vez en más de 30 años en México, el feminismo está trascendiendo clases, ideologías, generaciones.

“Estoy viendo en esta marcha a mujeres que jamás habían marchado. A mujeres que por primera vez están cuestionándose su oposición al derecho a decidir, que por primera vez están visibilizando en carne propia lo que han padecido”, señaló la politóloga Denise Dresser.

“Eso trasciende ideologías, partidos, apoyos a gobiernos, el de hoy es un reclamo al Estado mexicano”.

Junto a sus alumnas, y las mamás de sus alumnas, aseveró que la de hoy no fue una marcha “antilopezobradorista”, no es un reclamo específicamente a Andrés Manuel López Obrador aunque sí atañe a su Gobierno, porque lleva un año gobernando y debería de haber mostrado más empatía, sensibilidad y capacidad de reacción.

“Aquí no hay mano negra, está la mano en puño en alto de mujeres de múltiples afiliaciones políticas, muchas de ellas ni siquiera miembros de un partido, que están aquí por una cuestión de género y no una cuestión política”, expresó.

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