“Ya no pediría que mi hijo regrese, pediría que paren las desapariciones”: Alma Lilia Tapia, madre buscadora de Salamanca

Cinco años después de la desaparición de su hijo, Alma Lilia Tapia es una de las más de 200 integrantes de Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos que día a día espera que sus seres queridos vuelvan

heraldodemexico.com.mx

El 1 de mayo de 2018, la vida de Alma Lilia Tapia, originaria de Salamanca, Guanajuato, cambió radicalmente: su hijo fue levantado en su negocio, un lugar en el que ofrecía carne asada, por un grupo de hombres armados.

Desde entonces, Alma Lilia ha buscado incansablemente a su hijo y a los de las más de 200 familias que forman parte del colectivo Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos que, solo durante el año pasado, lograron encontrar a 44 personas cuyo paradero se desconocía, de las cuales la mitad volvieron con vida.

“A mi hijo se lo llevaron de su negocio el 1 de mayo; él vendía carnes asadas arracheras, costillitas, entraron hombres armados encapuchados y se lo llevaron, diciendo que eran policías judiciales y desde entonces no sé nada de él”, relata en entrevista.

La desesperación por la desaparición de su hijo, aunado a la lentitud de los procesos realizados por las autoridades, llevaron a Ana Lilia a iniciar la búsqueda por su cuenta. Por desgracia, pronto se dio cuenta que no era la única madre a la que el crimen organizado le había arrebatado a un ser querido.

“En Salamanca empiezo a buscar también a personas así, cada una en su municipio y, como esto ya es un fenómeno en nuestro estado, pues la gente empieza a salir, a dar la cara, a ver qué pasa con nuestros desaparecidos y así nos vamos conociendo en el camino”, relata.

El lustro en la búsqueda de su hijo le ha dejado más pérdidas. Mientras habla, mira con tristeza sus manos y recuerda que parte de su familia se ha alejado, que dos de sus compañeras, una de ellas su sobrina, han sido asesinadas porque preguntan, porque siguen buscando.

El hijo de Alma Lilia Tapia fue levantado el 1 de mayo de 2018. Foto: Cuartoscuro

“En este colectivo nos han matado a dos buscadoras: una era mi sobrina, que me ayudaba a buscar, de hecho, por eso en mi familia nadie me habla, pero no fue mi culpa.

“Ese fue uno de los malos desenlaces. Ahora veo que esta búsqueda ha cobrado vidas, después nos mataron a otra buscadora en noviembre y bueno, pues no sabemos los motivos, no sabemos por qué, pero sabemos que son buscadoras que andaban activas en el momento”, relata.

A pesar de la dolorosa búsqueda que inició en 2018, Alma Lilia no pierde la esperanza. Trata de no ver la vida de forma trágica, de estar contenta y contagiar con su alegría la labor de las madres buscadoras integradas en esta asociación, una de las más de 10 registradas solo en Guanajuato.

Lo único que trato es de no estar sumida en una tristeza, porque eso me resta energía, me enferma, y yo lo que quiero es tener salud para seguir buscando, seguir escarbando hasta que encuentre a mi hijo.

“Aparte de todo eso, me eché un compromiso enorme al hacer este colectivo, al representar a 200 familias y tengo también qué apoyarlas a ellas, porque son madres al igual que yo y no necesito preguntarles, porque sé que su dolor es igual que el mío”, argumenta.

Si pudiera pedir un deseo, Alma Lilia lo tiene claro: desea que nadie más experimente el sufrimiento que ella y su familia han pasado.

“Ya no pediría que mi hijo regrese, pediría que ya paren las desapariciones, que no hubiera ninguna más y que un día ya no existiera esto”, concluyó.

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