México, a la cabeza en asesinatos de periodistas… y en impunidad de los crímenes

Las cifras de violencia hacia los periodistas en México son alarmantes y no dejan de aumentar. El país está arriba en la lista de impunidad en estos crímenes y específicamente en desaparición de comunicadores ocupa el primer lugar del mundo, con 100% de impunidad.

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Las cifras de violencia hacia los periodistas en México son alarmantes y no dejan de aumentar. El país está arriba en la lista de impunidad en estos crímenes y específicamente en desaparición de comunicadores ocupa el primer lugar del mundo, con 100% de impunidad, según Reporteros Sin Fronteras.

En crímenes cometidos contra periodistas, “México es uno de los países con mayores índices de impunidad en América Latina, sólo seguido por países como Honduras, Colombia y Brasil. Pero en el mundo se encuentra a la par de Siria, que es un país en guerra”, señala Balbina Flores, representante en México de Reporteros Sin Fronteras.

Además, según reporta la organización, el país “ostenta el triste récord del mayor número de asesinatos de periodistas en el mundo desde 2017”. Y añade: “Desde esa fecha, México suma el 14% de todos los periodistas asesinados en el mundo”.

Uno de esos crímenes que sigue impune, que sacudió a la sociedad mexicana y tuvo repercusión internacional, es el de Javier Valdez, periodista asesinado en 2017 en Culiacán, Sinaloa.

Desde entonces, su esposa, Griselda Triana, y su familia aseguran haber vivido “los momentos más tristes y devastadores” de sus vidas. El crimen de Valdez los obligó a desplazarse, a dejar la ciudad en la que nacieron y crecieron sus hijos.

En entrevista con France24, Griselda sostiene que “el caso de Javier desde luego que sigue impune, porque dos de los autores materiales han sido juzgados, han sido sentenciados, y un tercero fue asesinado en octubre de 2017. Sin embargo, el autor intelectual, Dámaso López Serrano, alias ‘El Mini Lic’, está libre en Estados Unidos”.

Insiste en que no es suficiente el que dos de los autores materiales estén sentenciados y que uno esté muerto, “porque hubo una persona que fue quien pagó, que fue quien ordenó el crimen de Javier”.

Para Griselda, quien se encuentra desplazada en Ciudad de México con sus hijos, “a las autoridades mexicanas poco les importa llegar al esclarecimiento total del asesinato de un periodista”. Y es que si bien la Fiscalía ha girado orden de aprehensión, el presunto autor intelectual goza de los beneficios que Washington ofrece a los testigos protegidos, y México debería —considera Griselda— hacer más gestiones diplomáticas para que sea extraditado a México y rinda cuentas por el crimen de Valdez.

Situación similar vive Isabel Ruiz, esposa del fotoperiodista Alfredo Cardoso, asesinado en Acapulco, Guerrero, a finales de octubre de 2021.

Isabel también se encuentra desplazada con sus hijos en Ciudad de México, acogida al mecanismo de protección de la Secretaría de Gobernación.

Teme volver a su tierra porque asegura que hay más gente implicada en el asesinato de su marido y andan libres. Pero, además, ella misma fue víctima directa de la agresión previa al asesinato.

Nos torturaron, a los niños, a mí, a mi esposo. Nosotros vimos todo lo que le estaban haciendo a mi esposo y sí somos víctimas y no se nos ha olvidado lo que nos han hecho. Tengo miedo de regresar a Acapulco porque ellos nos amenazaron, y si esas personas no las han detenido…  Tengo mucho miedo de verdad, asegura Isabel Ruiz.

 En ese sentido, para Reporteros Sin Fronteras —advierte Balbina Flores—, mientras los autores intelectuales de estos asesinatos no sean detenidos, procesados y sentenciados, la impunidad seguirá presente.

La representante en México de esa organización explica a qué se debe la falta de castigo: “¿A qué atribuimos esta impunidad? Primero a la no investigación a fondo de los autores materiales e intelectuales de quienes han perpetrado estos asesinatos. Y, en segundo lugar, además de la no investigación, es la no sanción”.

El país norteamericano —apunta Flores— está más arriba de Brasil, Honduras y Colombia. México está por encima de estos países, en relación con impunidad y asesinatos de periodistas.

Las cifras de la violencia contra los periodistas en México

Desde el año 2000, 149 periodistas han sido asesinados en México, según el Barómetro de RSF. La organización Artículo 19 contabiliza 162 desde esa fecha. En lo que va del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, es decir, desde diciembre de 2018 a la fecha, se contabilizan 37 asesinatos de periodistas en el país.

Y no sólo son los asesinatos, México, según RSF, ocupa el primer lugar en desaparición de periodistas, crimen que tiene 100% de impunidad.

Cada organización tiene sus cifras según su metodología. Por ejemplo, el Comité para la Protección de Periodistas ha documentado 28 asesinatos no resueltos en México durante los últimos 10 años, y destaca que es la cifra más alta en el mundo.

En tanto, la organización Artículo 19, en su ‘Informe semestral 2023: violencia contra la prensa entre ataques, estigmatización y ausencia del Estado’ ha señalado que “las investigaciones, cuando avanzan, suelen identificar y procesar a los autores materiales. Ello es resultado de la ausencia de un enfoque macrocriminal que entienda las redes de poder que desnuda el trabajo periodístico; la falta de análisis de contexto, e incluso, dejando de observar la relación del delito con la labor periodística de la víctima”.

Reporteros Sin Fronteras advierte que la situación no sólo no ha cambiado durante el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, que está por concluir en 2024, sino que las cosas han empeorado con las descalificaciones hacia la prensa que el mandatario frecuentemente hace desde sus conferencias en Palacio Nacional.

Por ello, y mirando hacia el próximo gobierno, Balbina Flores apunta que “quienes están aspirando a gobernar el país en los próximos seis años tienen que tomar en cuenta precisamente qué van a hacer en el tema de impunidad, qué van a hacer en el tema de protección para las y los periodistas y qué van a hacer en el sentido de prevenir mayores riesgos para las y los periodistas que trabajan en México”.

Porque una cosa es clara, indica, “no podemos seguir contando muertos en nuestro país, en un país democrático, en paz, es inconcebible que se siga matando a periodistas”.

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